Miles no podía retrasarlo más.
Tras dos días de inactividad de los Cazadores, Spider-Man se había estado impacientando. Cuando los malos se escondían era porque planeaban algo muy malo. Aun con la ayuda de los oficiales de su papa, no pudieron encontrar nada. La tecnología recolectada tampoco sirvió de mucho, ya que era demasiada avanzada para que el departamento supiera manejarla y crear contramedidas.
Pero estos días no habían sido tan en vano. Spider-Man había atacado y desmantelado algunas bases menores de los Cazadores y la policia arresto a los miembros, pero ninguno decía nada en los interrogatorios más allá de que su jefe se haría dueño de la ciudad y cosas así. La lealtad que estos sujetos le profesaban a Kraven casi parecía la de unos religiosos a una figura de Dios.
Pero aparte de las bases y detener algunos maleantes sin nombre, nada más había pasado. Aunque Miles siempre agradecía un día sin la amenaza de destrucción, en casos donde sabía que el villano no estaba en prisión, solo le provocaban ansiedad por lo que podría ocurrir.
Y si no fuera suficiente, su mente también iba al otro problema que tenía que afrontar: Harry.
El hombre había sido muy amable cuando se conocieron y durante el recorrido por la Fundación Peter Parker. Era muy diferente a su padre y se esforzaba por mostrarle a todos eso con sus acciones y la compañía. Había escuchado que Oscorp trabajaba para crear las nuevas celdas para supervillanos y reparar La Balsa.
Que un hombre así tenga una enfermedad terminal era cruel. La vida no era justa, Miles lo había aprendido mejor que nadie, pero aun así no podía evitar pensar que era injusto. No podía culparlo por buscar cualquier cosa para curar su enfermedad, y no solo por él, sino por su hijo.
Y aunque Miles quería ayudarlo más que a nada, no podía darle su sangre. Aparte de radioactiva, no sabía lo que podía suceder si la sangre de alguien que tenía ADN de dos universos distintos se usaba para algún experimento. Era un gran riesgo.
Quería ayudarlo, pero no así. No podía. Tal vez podrían buscar la solución entre los dos. La medicina biológica no era su área de estudio, pero Miles siempre estaba dispuesto a aprender.
-O simplemente me mande al diablo. Con justa razón-.
También era otra posibilidad, una muy alta. No sabía que tan desesperado este Harry, esperaba que no mucho, pero al menos esperaba que el rechazar darle su sangre no le genere un gran odio que lo haga convertirse en supervillano.
Pero de nada servía hacer suposiciones. Tenía que aprovechar ahora que los Cazadores no aparecían para hablar con Harry. Mejor cerrar este tema antes que se alargue demasiado y surja para morderle el trasero.
Por esa razón, tras detener a dos locos que estaban disparándose a plena calle, Spider-Man se balanceaba entre rascacielos en dirección a la Fundación Peter Parker.
Se balanceo hasta pegarse en la ventana que daba la oficina de Harry, con la esperanza de que lo viera y lo dejara entrar o golpearle para llamar su atención con el mismo fin.
Pero se detuvo al ver a Harry con el celular en el oído y escuchar la conversación que estaba teniendo.
-Espera, espera. Cálmate, Connors. No te entiendo bien. ¿Dónde están? ¿Quién te tiene?-.
-"Son los Cazadores, Harry"- a pesar de estar tras una ventana, gracias a su audición mejorada y por la voz del hombre, Miles podía escucharlo al concentrarse, aunque muy apenas. -"Aparecieron en mi casa y me están llevando a alguna parte. No se porque o que quieren"-.
-De acuerdo, cálmate, respira- indico Harry. -¿Sabes donde estas?-.
-"Escuche el mar, así que debo estar cruzando el rio o alrededor"-.
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Spider-Man: La Gran Cacería
ActionDos años después de vencer a La Mancha y evitar que su Padre muriera, Miles Morales, como el único Spider-Man de su dimensión, tiene que enfrentar a un nuevo enemigo que convertirá a New York en un lugar de cacería. Al mismo tiempo, lidia con la res...