"𝗙𝗜𝗩𝗘"

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El sonido rítmico de los golpes contra las manoplas resonaba en la pequeña sala de entrenamiento que Minho había adaptado en su casa. La luz del sol se colaba por las ventanas, iluminando las partículas de polvo que flotaban en el aire, mientras el leve aroma a sudor se mezclaba con el de los guantes de cuero. Jisung movía los pies torpemente, pero con un esfuerzo evidente, tratando de coordinar sus puños con las instrucciones que su pareja le había dado momentos antes.

-Estás haciéndolo muy bien, Sungie -dijo Lee, con una sonrisa paciente-. Solo relaja los hombros. No tienes que forzar cada golpe, deja que fluya-

Han lo intentó, frunciendo el ceño mientras se concentraba en soltar la tensión que acumulaba en los músculos de sus brazos. A pesar de sus movimientos algo descoordinados, la sensación de estar entrenando con su Alfa llenaba el ambiente de una intimidad que hacía que su corazón palpitara con fuerza.

-¿Así? -preguntó, levantando los puños nuevamente y lanzando otro golpe suave.

-Sí, mucho mejor -contestó su Alfa manteniendo las manoplas firmes-. Ahora, intenta no pensarlo tanto. Solo deja que tu cuerpo actúe de forma natural-

El Omega asintió, tomando una profunda respiración antes de lanzar otro par de golpes, esta vez más fluidos. Aunque todavía no se sentía completamente en control, había algo en la manera en que Minho lo guiaba, con tanta ternura, que lo hacía sentir más seguro. No era solo un entrenamiento físico; cada palabra de aliento de su pareja lo ayudaba a liberarse un poco más de la inseguridad que lo atormentaba.

-¿Sabes? Nunca fui muy bueno con esto de los deportes- admitió Jisung, deteniéndose un momento para secarse el sudor de la frente con el dorso de la mano.

El mayor se acercó, dejando las manoplas a un lado y acariciando su mejilla con delicadeza. Había una calidez en sus ojos que derritió cualquier rastro de frustración en el más joven.

-Te subestimas mucho- respondió Minho, su voz suave como una caricia
-No importa si golpeas fuerte o no, lo importante es que lo estás intentando. Y ya solo por eso, me haces sentir muy orgulloso-

El rostro de Han se sonrojó un poco ante las palabras de su Alfa. Siempre le costaba aceptar lo mucho que Minho creía en él. En momentos así, cuando el mayor lo miraba con esos ojos llenos de amor y comprensión, sus dudas parecían desvanecerse, aunque solo fuera por un rato.

-Quiero seguir mejorando- murmuró Jisung, su voz temblorosa pero decidida -No quiero ser una carga. Quiero que te sientas orgulloso de mí de verdad-

Minho negó suavemente, tomando las manos de Jisung entre las suyas y entrelazando sus dedos.

-Ya lo estoy, Sungie. Lo he estado desde el primer momento. No tienes que cambiar para mí ni para nadie. Si esto te hace sentir mejor, te ayudaré, pero no pienses que tienes que demostrarme nada. Te amo exactamente como eres-

Jisung bajó la mirada por un segundo, sintiendo el calor de las manos de Minho envolviendo las suyas, dándole un consuelo que solo él podía ofrecerle. Después de un par de segundos, levantó la cabeza con una pequeña sonrisa tímida.

-Gracias, Minho -susurró.

-No tienes que darme las gracias -replicó el mayor, su tono lleno de afecto -solo quiero verte feliz y seguro-

Con renovada determinación, el Omega soltó un suspiro y se preparó para seguir. Se colocó nuevamente frente a su alfa, quien, tras darle un suave apretón en el hombro, volvió a levantar las manoplas. Esta vez, Jisung lanzó un par de golpes más confiado, sintiendo cómo sus movimientos comenzaban a fluir con más naturalidad. Minho sonrió ampliamente, notando el cambio en su actitud.

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