Portada hecha por: @-GIMEVERLARK-
Salvatore. Es un apellido muy importante en Mystic Falls. Se las consideran una de las familias fundadoras. Una de las originales.
Todos conocen a Stefan y Damon. Los hermanos problemáticos que luchan contra sus d...
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Después de unas largas horas viajando hasta que quiera vomitar; nos paramos en un lugar. Todo era muy escondido, lo normal con Klaus. Aunque comenzaba a hartarme tener que hacer lo que el híbrido loco dice.
Solo era seguir buscando pistas que no encontrará. Ya que estoy segura que tiene algo que ver con que Elena esté viva. Pero hasta ahora. Solo vivo de carreteras sin hoteles o paradas, solo lo que Klaus decía. Si, ya quería sacarle el corazón.
— Llegamos, bienvenidos a Chicago.— se estaciona la camioneta en una vieja bodega y nos bajamos
— Claro. No vinimos de visita turística ¿cierto?— veo alrededor y noto lo extraño que era que estuviéramos en lo que parece un almacén o algo raro
— ¿Qué estamos haciendo aquí?— pregunta Stefan y seguimos a Klaus
— Se que te encantó este lugar. Puedes recordar tus días como destripador.—Klaus abre una clase de puerta y un camión se acercaba
— Genial, más pasajeros.— ironizo al saber de los ataúdes
— Olvidé gran parte. Mucha sangre y muchas fiestas los detalles son pocos.— expone Stefan y asiento
— Yo tampoco era un angelito.— añado viendo el panorama
— Eso si es una pena. Los detalles lo hacen leyenda.—soltó con anhelo — Se dice que el destripador de Monterrey se sintió solo. Escapó a la ciudad. Era la época de la prohibición. Todo era ilegal, eso hacía que todo fuera divertido.— suspiro
Klaus comenzaba a contar una historia de hace como cien años sobre el y Stefan y sus años dorados. Yo me saltaba los detalles aburridos.
— ¿Podemos seguir en lo que veníamos? — pregunto abrumada
— ¿Por que de mal humor? — se me acerca Klaus
— Por que ya me harte de viajar contigo o estar contigo, así que...— se pone frente a mi
— ¿Segura? — el desliza su fría mirada por mis labios — Parece que sigues aquí.— mantenemos contacto visual
— No por ti, jamás por ti.— mi pulso se eleva — No tengo opción, ¿o si? — pasa su mano por mi mejilla, provocando que mi piel se erice
— No, no la tienes.— sonríe curveado y le doy un empujón quitándomelo de encima — Bien. Es momento de trabajar.— ruedo los ojos
— ¿Y que es eso que vamos a trabajar? — pregunto confundida
— Chicago es mágico, amor. No sabes cuanto.—resoplo
— ¿Por que seguimos contigo? Nos divertimos, tus híbridos fallaron. ¿No quieres vivir en paz?— le reclama Stefan y Klaus me ve de reojo
