2 - Primer día

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PDV Violeta

Llegamos al edificio por la mañana. Puse mis manos en mi cara para retirar mis gafas de sol, hacia un par de días que no estaba en el edificio y me parecía increíble estar ahí de nuevo.

- ¿Que tal, amor? - me preguntó papá, cerrando su puerta.

- Siempre es hermoso estar aquí - le dije con satisfacción.

- Metes las patas y aun así consigues lo que quieres - me regaño meneando la cabeza.

- Es lo divertido de ser nosotros - le dije cerrando la puerta del coche.

Ahora seria la asistente de ambos ya que hice un gran desastre en la preparatoria, ¿Qué desastre Violeta? se preguntaran, pues el director de ese lugar intento aprovecharse de mi para llegar a mi papá. Cuando le dije que no era un atajo con piernas intento hacerme sentir menos que eso, así que le dije que sabia que se estaba acostando con su secretaria, aun estando casado, no le gustó que lo amenazara y me expulsó. Cuando le conté a mi papá el dijo que lo arreglaría, no sabia a que se refería con eso pero no me importa.

Resumiendo la historia cuando me expulsaron convencí a papá de que estaba lista para trabajar y el aceptó.
Básicamente tenia la vida asegurada y mi padre decía que trabajar me ayudaría a entender que las cosas cuestan.
Estaba completamente consciente de eso y por eso es que odiaba la preparatoria, por eso quería trabajar en la oficina, además por supuesto de ver a Chiara.

Ni siquiera yo llegaba a comprender porque me gustaba tanto.

¿Saben cuál es la parte más triste de la historia? Que Chiara sabía que babeaba por ella. Ella sabia que me gustaba, que mis más oscuras fantasías llevaban su nombre, Chiara sabía que yo estaba jodida e irremediablemente encaprichada con ella y me sentiría menos mal si a ella le provocara alguna cosa pero no, no le importaba, le daba exactamente igual. Me frustraba eso y ella era tan malditamente indiferente conmigo que tenía la necesidad de llamar su atención, la necesitaba.

Iba vestida con una falda negra y una blusa de botones blanca, zapatos de tacón y mi cabello perfectamente peinado. No era tan de verme como muñequita de porcelana todo el tiempo pero según papá debía dar una buena impresión.

Cuando subimos al ascensor toda la gente que nos veía nos saludaba y a mi padre le daban pequeñas reverencia de respeto. Llegamos al último piso, donde estaban sus oficinas y salas de conferencia y caminamos directamente a la oficina que sabía era de Chiara.

- Oliver te dará las órdenes todas las mañanas -me explicó tocando la puerta con un ritmo característico y diferente - yo me la paso demasiado ocupado tratando con la gente.

Asentí con la cabeza y pude escuchar un pequeño gruñido que emergió de la oficina, era una confirmación para que pasáramos. Al entrar lo primero que note fue el delicioso aroma de ella. Recorrí la atención, vi los estantes, los vinos y todo lo minimalista que era ese lugar hasta que mis ojos se encontraron con ella.

Estaba sentada detrás de su escritorio de forma tensa con la mirada fija en su móvil. Su traje completamente negro hacia que se viera muy atractiva y oscura, como una fruta prohibida.

Levanto la cara y su rostro no demostró nada. La corbata azul resalto sus ojos aceitunados de una forma hermosa, su rostro no reflejo ninguna emoción cuando me vio entrar, solo me recorrió de arriba a abajo pero se mantuvo indiferente mientras dejaba su celular a un lado y tomaba un cigarrillo de su escritorio.

- Vaya, Alex - dijo y su voz me removió hasta los huesos. - Cuando dijiste que ahora trabajaría aquí pensé que habrían dos opciones. O que la dejaras encerrada en tu oficina o la hundieras en el departamento de archivística- dijo, sin apartar su mirada de mi padre -pero está ahora en mi oficina.

La socia de mi padre - Kivi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora