3 - Lo último que hiciera

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PDV Violeta

Le lleve su café y me fui a mi pequeña "Oficina" trabaje ahí durante 2 horas y media, y después de ese tiempo ya todo estaba hecho.

Había leído todo el informe y había copiado todo, desde muy chica había sido buena memorizando cosas, así que para la tarde ya sabía los apellidos de las personas que tenia que estar contactando y me sentía orgullosa de eso.

Chiara me llamo para decirme que le llevara otro café y me preguntó si "El trabajo era demasiado pesado para una pequeña niña rica" decidí ignorar eso e ir a su oficina a restregarle en la cara que la pequeña niña rica lo había hecho todo.

Toque la puerta después de tragarme toda la molestia que me provocó su actitud majadera.

-Adelante. - entré con el café en la mano y la encontré detrás de su escritorio.

- ¿Por qué mi padre llama con un toque diferente? - le pregunté.

Tenía un cigarrillo en su boca, y sus ojos idos en unos documentos. Parecía bastante tensa y concentrada pues ni si quiera levantó la mirada de los papeles y el ordenador.

- Es un pequeño juego. - dijo, concentrada tecleando, no dijo mucho más.

Estire mi mano, tendiéndole el café y ella no me presto atención pues estaba perfectamente concentrada.

Me quedé como tonta mirándola. Chiara podía ser todo lo malo que yo dijera; pero algo que no podía poner en duda era que la cabrona sabía lo que hacia.

Llevaba la parte legal, contable y de marketing de la empresa. Dejándole a mi padre los negocios, juntas y la mayoría de los viajes. Esto porque Chiara prefería estar encerrada en la oficina que lidiar con la gente. Era increíblemente buena en su trabajo. Era una maldita genio y no estaba segura de si me gustaba su físico, inteligencia o ambas.

La idiota tomó el café después de dejarme con la mano estirada dos minutos. Jodida imbécil.

- Vete ya, necesito que termines lo que te pedí hoy.

Me acerqué y tome el cigarrillo de sus labios, permaneció inmóvil e indiferente ante esto como todas las veces que lo hacía, me senté frente a su escritorio y el di una buena calada.

- ¿Tienes más trabajo para mi? - sonreí con arrogancia. - Ya terminé todo lo que pediste. - si se sorprendió no lo demostró, aunque si que demostró que era una idiota con su siguiente observación.

- Vaya, si no eres tan inútil después de todo. - farfulló mirando el portátil.

- No tienes que ser una imbécil siempre. - rodé los ojos.

- Un momento. - levantó su dedo en señal de silencio.

Me quedé ahí, mirándola teclear hasta que de pronto se detuvo. Se echo para atrás con su cara sería, aunque pude percibir el poco de alivio que tenía en sus rasgos.

Me miró, frunció el rostro y estiró su brazo. Sus dedos rozaron desde la comisura de mis labios hasta el lugar donde estaba el cigarrillo de una forma tan lenta que llegó a ser incluso placentera. No era normal, no era normal que mis hormonas explotaran de esa forma solo por esa pequeña acción, instintivamente cerré mis muslos con fuerza y solté aire por la boca más fuerte de lo que quería.

Pude percibir la oscuridad en los ojos de ella. Chiara se daba cuenta de cómo me afectaba y no hacía nada al respecto, ni siquiera parecía que le interesara y eso me molestaba más.

Chiara tomo el cigarrillo de mis labios, lo llevo a los suyos, sus ojos no abandonaron los míos ni un segundo, sentía que el fuego de su mirada ojiverde se burlaba de lo débil que era, sentía que sus cejas ligeramente arqueadas demostraban como disfrutaba ser el centro de mi excitación y deseos, yo lo sentía así. Pero en el fondo sabía que era solo mi percepción y que a ella no le interesaba.

La socia de mi padre - Kivi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora