Capítulo 1: Parte 1(La llegada)

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Veo a Ryan a través de la ventana, él se encuentra limpiando el patio. ¿Qué demonios fue lo que pasó ese día? Y pensar que tenía uno de los futuros más brillantes. ¿Por qué dejó de estudiar y se puso a limpiar todo el lugar? Intentando disimular mi mirada sobre el volteo a otro lado y veo a un tipo alto ¿Acaba de aventar a un gato al otro lado del muro? Cielos qué salvaje.

—Pedido 31 Keira Richter —grita una señora regordeta que se encarga de atender la cafetería del único instituto de Sefix. Aquella señora suele estar de mal humor y a menudo tiene poca paciencia por lo cual disminuye el poco encanto de aquí, lo único destacable son las ofertas que tiene en comida.

Mientras voy a recoger mi café me tropiezo con el letrero de un anuncio sobre una fiesta que promete ser magistral lo cual me parece interesante, me pregunto si será verdad lo de magistral o será solo palabrería.

—Pero si es mi amorcito, veo que te diste el lujo de levantarte temprano hoy —Expresó mi amiga Yris quien se dirigía hacia mí con los brazos abiertos, ella es una chica alta con la piel de color oliva, el cabello corto y ondulado tambien posee una figura esbelta. Diablos qué envidia hasta parece modelo.

—¡No puedo creerlo, la chica más popular del instituto me está hablando! —le respondí de manera sarcástica poniendo una de mis manos sobre mi rostro con una expresión de sorpresa falsa, mientras sostenía mi café con mi otra mano.

—Vamos, no te atrevas a burlarte de mí —dice arrebatándole el café de mi mano y seguidamente dándole un sorbo.

—Oye eso es mio no madrugue para que te lo tomes tan descaradamente frente a mi —comenté indignada intentando recuperar de vuelta mi café.

—Lamento informarte Keira Richter que llegar unos 15 minutos antes de que las clases inicien es lo más habitual del mundo no es madrugar —respondió Yris de manera burlona mientras bajaba y subía el vaso haciendo burla de mi tamaño por ser evidentemente más baja que ella.

—Ya devuelveme mi café te lo imploro no seas cruel —dije suplicante.

—Está bien de todos modos no me gusta, es muy amargo para mí pero es perfecto para alguien como tu —dijo mientras ambas nos dirigimos hacia la puerta de la cafetería.

—A qué viene ese comentario ahora. —Respondí recuperando al fin mi tan preciado cafe.

—Bueno, no es el mejor café del mundo pero te levantas temprano todos los lunes tan solo para tomarlo. —Respondió volteando a verme con una sonrisa de inocencia.

—Vamos, este café es único en su especie. —Respondí levantando mi mano para empujar la puerta y pasar.

—¿No le pediste a tu papá que te compre los granos del café? —Comenta Yris curiosa con los brazos cruzados.

—No tiene caso, no se lo pedí. —Dije sin prestar mucho interés. De todos modos no me gusta que se involucre en mis cosas.

—Por favor, aunque sea dime que le pediste lo otro aprovechando las vacaciones —reprochó Yris tapándose los ojos con una de sus manos.

—¿Lo otro?

Yris tomó mi rostro con sus dos manos —No lo olvidaste ¿O si?.

—¿Hablas del viaje a Francia? —respondí alejando sus manos.

—Y bien ¿Lograste ir?¿Recordaste algo? —respondió. Otra Vez con ese tema ¿Cuando dejará de insistir?

—Mi padre no me dejó. Dijo que no volvería a salir del país porque no está dispuesto a arriesgarse a que vuelva a tener otro accidente en el camino. —Respondí con simpleza moviendo mi vaso de café de un lado a otro.

Keira : Algo torcido se aproximaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora