Capítulo 3:(Interacciones confusas)

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Keira:

El rostro de Yris pasó de preocupación a firmeza y con un tono tajante que indicaba que no estaba jugando —¿Que se supone que haces? Ya suéltala. —ordenó al sujeto.

El sujeto que con su mano aferrada a mi cabellera protestó —¿Por qué lo haría? esta tipa me atacó por detrás.

Yris inclinó ligeramente su cabeza con una sonrisa en sus labios dijo. —Bueno, en ese caso me disculpo por el comportamiento de Keira —con un tono sereno ¿Porque se disculpa?

Finalmente, el hombre me soltó, y yo, todavía en el suelo y sin muchas ganas de moverme, traté de entender qué estaba pasando. Me giré lentamente para ver a la persona que estaba a punto de herirme o, peor aún, de matarme. ¿Aidan? ¿Qué demonios está haciendo él aquí?

Yris se agachó para ayudarme a levantarme y, con una habilidad que sugería que estaba acostumbrada a tratar con pequeños accidentes por mi culpa, sacó un botiquín. Mientras me aplicaba una curita en el cuello, no pude evitar escuchar su tono irritado. —No puedo creerlo. Los dejo solos menos de diez minutos y ya están a punto de matarse. ¿Es que se odian tanto?

El sarcasmo en su voz no era sutil. Mientras tanto, Aidan estaba en la mesa, picando jengibres con una calma inquietante. Volteó su mirada hacia mí, sin dejar de trabajar.

—Sabes que es verdad —afirmó Aidan, con un tono de desdén que parecía casi desinteresado.

Yo, aún recuperándome del impacto, respondí con frialdad. —No pensé que fueras tú. Además, ¿qué haces aquí?

Aidan se encogió de hombros, ignorando mi actitud desafiante. —Me invitaron a ayudar, además ¿Quién soy yo para negarme?.

Yris, intentando mediar, intervino con una mezcla de paciencia y exasperación. —Vamos, dejen de pelear. Parecen niños pequeños.

Le lancé una mirada a Yris, confundida por su calma. La pregunta quemaba en mis labios. —No sabía que Aidan estaba aquí. ¿Por qué no me lo dijiste?

Aidan soltó una risa burlona. —Parece que estabas buscando cualquier excusa para pelear conmigo.

—Bueno, sigan peleando solo no se maten ni hagan desorden quieren. Yo iré a darme una ducha. —Mencionó Yris estirando sus brazos.

—Te acompaño —respondí de manera rápida.

Entonces Aidan soltó una risa burlona —¿La vas a acompañar a darse un baño? no me digas que son novias —bromeó juguetonamente agitando el cuchillo de un lado a otro.

—Hay ya cierra la boca —dije con desesperación, qué tipo más irritante. Estaba tan sumida en mi rabia hacia el que no noté el momento en el que Yris salió de la cocina.

Planeaban salir y justo cuando lo iba a lograr mi estómago soltó un gruñido protestando por comida de manera ruidosa. ¡Que horror justo me tenía que dar hambre ahora!

Aidan al oir la protesta de mi estomago y observar mi rostro rojo como un tomate solo sonrió para mi mas grande alivio no salió ninguna palabra de sus labios delgados de color rosado.

Y fue así como me encontraba cerca de él buscando algo para comer pero la tensión en la habitación se sentía densa después de ese incidente tan patético causado por mi gran apetito. Mi reacción instintiva fue alejarme de él, buscando algún escape de esta situación. Mientras lo hacía, nuestras manos se rozaron accidentalmente. Su piel era cálida y suave, y me sorprendió lo cerca que estaba. La incomodidad me hizo sonrojar.

—¿Por qué no puedes mantener tu espacio personal? —dije, mientras trataba de evitar mirarlo de nuevo.

Aidan parecía divertido por mi reacción. Así que acercó su rostro tan cerca del mío que podía ver una pequeña cicatriz en su frente. El calor de su cuerpo me resultaba incómodo, pero también confuso. ¿Qué estaba tratando de lograr con su cercanía?

Keira : Algo torcido se aproximaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora