Francisco
Dejo mi copa encima de la mesa, después de mirar por décima vez por la ventana. El sol demasiado potente todavía. Hoy era el maldito baile en donde por fin me revelaría a ella. Y para ser alguien demasiado paciente, ahora mismo desconocía el concepto de la palabra en sí. Pero es lógico desesperar a última hora cuando por fin se acerca el momento que has estado aguardando.
Mi alma, condenada a encontrarla cada cien malditos años. Odio esta dependencia. No basta con tener que vivir a medias. Tenía que morir y resucitar cada cien malditos años. El patrón repetido. El amor que no sabe morir, o mejor dicho que no sé cómo salvar.Termino perdiéndolo de alguna manera. En cada vida. La pregunta es si estaré condenado a vivir eternamente solo para ser torturado por el hecho de que la tendré conmigo solo para volverla a perder, y luego encontrarla de nuevo, y de nuevo. Es increíble tenerla de alguna manera, ¿pero cómo hacer que se quede para siempre? Juro que en esta vida hallaré la manera.
Demasiadas teorías, y ninguna me ha ofrecido respuestas. Pero no solo quiero retener a Debora a mi lado y recuperar todo el tiempo que poseo de sobra. Quiero saber si somos destino, y no un capricho de mi alma.
Debora
Llevo las manos a mis mejillas, y mi pensamiento al recuerdo de cómo se sonrojaron bajo una simple mirada. Jamás me había sentido así. ¿Y qué se sintió? ¿Por qué no lo había sentido nunca?
Fue sentir que el mundo, el mundo me daba vueltas y amenazaba con salirse de dentro de mí. Mi estómago tenso, dando saltos y volteretas cada vez que nuestros ojos se encontraban. Como si él fuera la representación del vértigo. Como si él fuese el propio miedo y lo que se siente estar bajo el yugo de sus efectos. Pero es más que miedo, solo que no sé a qué otra emoción dolorosa y excitante a la vez pueda atribuirlo. Este latido…. Es como si mi corazón no quisiera estar dentro de mí.
¡Es como si lo conociera! Aunque, dentro de mis recuerdos no hay nada que lleve su rostro. Pero juro que siento que ya lo he visto en algún lugar. Quizás si existan mundos paralelos, u otras vidas, y por esa razón siento que mi alma reconoce a la suya. Como si fueran una.
Juego con el dije de mi collar. Una cruz. Juego con ella y pidiendo perdón a la vez, porque mis pensamientos van de prisa, y en una sola dirección. A él. Aunque si Dios ya me perdonó por el hecho de haber querido terminar con mi vida, un simple pensamiento no representará nada. Además, lucharé contra esto.
Ahora dilo de verdad Debora Smith.
Levanto mis ojos al espejo, a mi reflejo, y juro que pareció sonreírme y llevarse un dedo extendido a los labios, nadie tiene por qué saber. Pareció decirme maliciosamente. Y negué.
Debo estar volviéndome loca entonces. Oigo que la puerta de abajo se abre. Se acabó mi paz.
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Los Malditos
Vampire...Más que de amor, tengo hambre de libertad.... Debora es una joven nacida en 1880, una época machista y autoritaria. En donde la mujer no tenía ningún valor social. Pero, descubre que por un misterio del destino es la tercera vez que reencarna, y...