Capitulo X - La batalla por la tierra comenzó

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El rugido de los motores y el crujido de las olas no hacían más que resaltar la gravedad de la situación. Godzilla, avanzaba con una escolta de barcos de guerra que se mantenían a su alrededor, pequeños y frágiles en comparación con el coloso al que acompañaban. Desde el Argo, se recibían informes de todo el mundo, pero ninguno era alentador. Los gritos de desesperación de los titanes resonaban en la mente de Godzilla, impulsándolo a seguir adelante, a llegar cuanto antes a la fuente de la amenaza.

A medida que se acercaba a la costa venezolana, el panorama cambió. Frente a él, una muralla de raíces gigantescas emergía del agua, bloqueando su camino hacia el territorio sudamericano. Estas criaturas vegetales se alzaban como guardianes, retorciéndose en un nudo infernal, custodiando el continente con un siniestro propósito.

Godzilla se detuvo por un breve momento, su mirada fija en el obstáculo que bloqueaba su avance. Los barcos de guerra que lo acompañaban tampoco esperaron. Las órdenes fueron dadas y, en cuestión de segundos, una lluvia de misiles y fuego abrió el combate. Las explosiones sacudieron el aire y las raíces crujieron, algunas desgarrándose ante el fuego de los humanos. Sin embargo, la barrera vegetal no cedía fácilmente.

Godzilla, viendo que la ofensiva humana no sería suficiente, abrió sus fauces, cargando su aliento atómico. La luz rosada iluminó completamente la superficie del mar antes de que un potente rayo de energía arrasara con todo a su paso. Las raíces, incapaces de soportar el poder destructivo del rey, comenzaron a desmoronarse, carbonizadas y destruidas.

No había tiempo que perder. Mientras las fuerzas militares continuaban asegurando el área, Godzilla, con renovada urgencia, se dirigió lo más rápido que pudo hacia el Amazonas colombiano, donde su amigo Behemoth había enviado su desesperado llamado de auxilio. El rugido de la selva lo esperaba, y con él, la batalla más grande de su vida.

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Las raíces atacaban con una ferocidad implacable, buscando abrirse paso por el portal, extenderse y reclamar la Tierra Hueca como su propio dominio. Kong blandía su hacha con furia, cortando enredaderas con cada golpe, mientras Camazotz, en una maniobra ágil, utilizaba sus garras y colmillos para desgarrar las plantas mutantes. Pero cada avance parecía inútil; las raíces no dejaban de crecer.

Shimo, observaba la situación, sus ojos brillando con una luz gélida mientras formulaba un plan. La única solución viable era cerrar el portal. Si no lo hacían, todo lo que conocían sería devorado por la plaga. Con un rugido bajo, Shimo tomó una decisión definitiva.

La gigantesca titán inhaló profundamente, y con un impulso de poder descomunal, liberó un rayo de hielo devastador. El aire alrededor del portal se congeló al instante, cristalizándose en una barrera impenetrable. Las raíces, atrapadas en el hielo, crujían y se quebraban al intentar moverse, mientras el portal quedaba completamente sellado bajo capas de escarcha y hielo denso.

Kong y Camazotz, al ver que Shimo había logrado ganar tiempo, retrocedieron momentáneamente, pero no hubo celebración. La batalla no había terminado. Shimo, con un último esfuerzo, congeló la mayor cantidad de raíces posible, creando un muro de hielo a su alrededor.

"Es inútil", parecía gritar el paisaje, pero los tres titanes sabían que, al menos por ahora, habían asegurado un respiro. Sin intercambiar señales, los tres se retiraron, alejándose del portal que ahora estaba bloqueado. Había algo más grande en juego, y el peligro aún no había pasado.

Mientras los tres titanes escapaban de la amenaza inminente, una sensación de inquietud se instaló profundamente en el pecho de Kong. Algo oscuro y retorcido estaba devorando el mundo. El gigantesco simio, sintiendo el cambio en el aire, se detuvo abruptamente y levantó la vista hacia el cielo gris. Rugió con fuerza, intentando alcanzar a Godzilla a través de la vasta red de energías titánicas que compartían. Pero la respuesta que recibió no fue la del Rey de los Monstruos. En lugar de eso, Kong sintió el eco de múltiples pedidos de auxilio resonando en su mente, desesperados y ahogados, como si el mundo entero estuviera gritando por ayuda.

Godzilla: El despertar de la pesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora