Capitulo XII - Punto critico

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El titán mecánico, imponente y letal, avanzaba con una velocidad que parecía imposible para una máquina de su tamaño. Su inteligencia artificial analizaba cada movimiento de Biollante, calculando las rutas de ataque y defensa con precisión milimétrica. Cada tentáculo que Biollante arrojaba era esquivado con facilidad, mientras el mecha respondía con golpes demoledores y descargas de artillería que hacían vibrar la tierra.

Con un rugido ensordecedor, Biollante lanzó una serie de tentáculos hacia Godzilla, intentando acabar lo que había comenzado. Sin embargo, Mechagodzilla estaba siempre un paso adelante. Con una agilidad sorprendente para su tamaño, el mecha se movía en la línea de fuego, interponiéndose entre Godzilla y Biollante una y otra vez. Cada intento de la planta titánica de atacar al rey caía en saco roto, mientras el mecha desataba un torrente de fuego contra los tentáculos, obligando a Biollante a retroceder momentáneamente.

Biollante, en su desesperación, decidió recurrir a su pulso electromagnético. Las raíces y los tentáculos brillaron intensamente mientras su núcleo se cargaba con energía, preparándose para liberar el devastador ataque que había usado contra Godzilla. Pero Mechagodzilla, con su IA adaptándose a cada movimiento, detectó el peligro inminente. Con una velocidad asombrosa, cargó su cañón principal y disparó su "grito de protones" directamente hacia el núcleo de Biollante.

El impacto fue inmediato y devastador. El rayo de energía atravesó el aire, golpeando de lleno el centro de la criatura. Una explosión de luz verde y naranja iluminó el campo de batalla cuando el núcleo fue destruido momentáneamente. El pulso que Biollante había intentado liberar se disipó en el aire, ineficaz, mientras la bestia rugía de dolor.

Por un momento, pareció que la balanza se inclinaba del lado de Mechagodzilla. La criatura biológica titubeaba, sus movimientos eran más erráticos y sus ataques más desesperados. Pero a pesar de sus heridas, Biollante no se rendía. Sabía que el mecha solo estaba retrasando lo inevitable. Con cada segundo que pasaba, su cuerpo se regeneraba, sus raíces se fortalecían, y su ira crecía.

Mechagodzilla, aunque increíblemente poderoso, era solo una máquina. Y por más que su IA se adaptara, no tenía la furia desenfrenada y la voluntad de supervivencia que alimentaba a Biollante.

Godzilla, observaba desde su posición debilitada. Sus ojos seguían los movimientos del imponente mecha mientras este luchaba con una destreza que despertaba un extraño sentimiento en el rey. Por alguna razón, una oleada de recuerdos invadió a Godzilla. Una imagen borrosa de otro titán, de alguien que había luchado antes que él: Dagon. Ese pensamiento fugaz, ese déjà vu, lo desconcertó, pero la fatiga lo venció antes de poder profundizar en el recuerdo. Con un último suspiro, Godzilla cayó inconsciente, incapaz de continuar.

Mechagodzilla, mientras tanto, no daba tregua a Biollante. A pesar de los ataques implacables del titán biológico, el mecha respondía con precisión y poder. Sin embargo, las municiones comenzaban a agotarse. Su cañón de protones, los misiles y la artillería pesada habían sido utilizados hasta el límite. Con su arsenal casi vacío, Mechagodzilla hizo un cambio táctico, optando por un combate cuerpo a cuerpo.

De su brazo derecho emergió una larga cuchilla que brillaba al rojo vivo, una hoja diseñada para cortar a través de la carne y la materia orgánica. Mechagodzilla avanzó, su IA calculando cada movimiento mientras se abalanzaba sobre Biollante, desatando una serie de cortes y golpes que hicieron retroceder al monstruo vegetal. La hoja atravesaba los tentáculos y raíces, quemando cada fibra a su paso.

Pero Biollante no iba a ser derrotado tan fácilmente. Enfurecido por la resistencia del mecha, el titán vegetal comenzó a crecer, su masa aumentaba a un ritmo aterrador, y sus tentáculos se volvieron más robustos y rápidos. Con un rugido de ira, Biollante lanzó un golpe demoledor que derribó a Mechagodzilla. El mecha cayó pesadamente al suelo, y en un instante, Biollante lo envolvió con sus raíces y tentáculos, intentando partirlo en dos.

Godzilla: El despertar de la pesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora