Querida Orden

Capítulo 7: ¡Chica sangrienta!

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20 de agosto de 1996

Rotherham, Inglaterra

Susan estaba furiosa. Habían pasado tres días desde que se habían enterado del secreto de Tom Riddle. El miedo que le había provocado el nombre se había convertido en una furia fría ahora que lo sabía. Aún más exasperante era el hecho de que la tía Tabitha y el tío Grover querían que lo mantuviera en secreto por ahora.

¿No entendieron lo que esto significaba?

¿Qué podría hacer esto por el apoyo del idiota?

Cuando se sentó bajo el sombrero seleccionador, dudó por un momento entre Hufflepuff y Gryffindor. No creía que fuera lo suficientemente valiente y en realidad solo quería hacer más amigos. Había vivido una vida relativamente protegida, solo conocía a Daphne, Astoria, Neville y algunos otros. Cuando Hannah y ella se conocieron, fue una amistad instantánea que extrañaba mucho en ese momento, especialmente porque estaba escondida.

Pero el sombrero había visto en ella la chispa que la impulsaba a ser una Gryffindor. Fue esa chispa la que la hizo desobedecer a su tía y a su tío. Por una vez, no le importaba ser la heredera obediente, la amiga leal o pensar las cosas con detenimiento. Un ardiente sentimiento de venganza y necesidad de justicia se había apoderado de ella.

Con un resoplido, se sentó a la mesa del comedor para cenar. Astoria la miró con simpatía mientras la tía Tabitha la observaba. El tío Grover estaba estudiando unos pergaminos. "Grover, es hora de cenar".

—Sí, querida —dijo y dejó los papeles en una mesa auxiliar detrás de él.

Susan se sentó erguida, lista para que uno de los elfos domésticos los atendiera. Era una de las pocas cosas para las que su tía y su tío usaban a los pequeños. Cuando nadie salió de la cocina, miró a su tía.

"¿Por qué no estamos comiendo?" preguntó Astoria.

—Tu padre y yo tenemos algo que decirte, pero primero me gustaría saber por qué uno de ustedes fue al borde de las salas con una de nuestras lechuzas. ¿No te ordené estrictamente que no salieras de la casa ni te pusieras en contacto con nadie? —dijo la tía Tabitha, entrecerrando los ojos y mirando a Susan.

Ella le devolvió la mirada a su tía. "Te dije que no dejaría pasar esto", dijo en tono más bien desafiante. Muy pocos habían visto ese lado de ella.

Su tía cerró los ojos. El tío Grover se puso rígido. —¿Qué hiciste, Susan? —preguntó.

"No voy a quedarme aquí sentada sin contarle a la gente sobre Tom Riddle", le dijo.

Arrugó la cara. La tía Tabitha abrió sus ojos azules. "Susan, ¿qué hiciste?"

"Le envié una lechuza a Neville y a su abuela", respondió.

Su tío dejó escapar un largo suspiro. "Bueno, eso no es tan malo como temía".

"No, es peor", afirmó su tía.

"De todas formas se lo íbamos a decir", dijo el tío Grover.

Astoria le dirigió una mirada apreciativa. "¿Te gusta Neville?", murmuró.