Querida Orden

Capítulo 16: Una buena vida encontrada

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23 de diciembre de 1996

San Diego, California, MACUSA.

"¡DAPHNE!", exclamó Astoria emocionada al ver a su hermana justo afuera del centro de transporte. No le importaba la cortesía de ver a su hermana después de lo que había sucedido en los últimos cinco meses.

—Tori, no tienes que… ¡guau! —terminó su hermana, dando unos pasos tambaleantes hacia atrás mientras se estrellaba contra su hermana.

Astoria la abrazó con fuerza. "¡Eres una completa idiota, corres así!", la reprendió.

Daphne se rió y le devolvió el abrazo. "Lo siento. Yo también tenía que hacerlo".

Sintió que las lágrimas le llenaban los ojos. Dio un paso atrás y miró a su hermana. Se había cortado el pelo, que ahora le llegaba hasta los hombros. Se lo había aclarado un poco para que pareciera más rubio que rubio dorado. Se sorprendió al ver que su hermana, normalmente pálida, en realidad estaba bronceada. "Te ves bien", le dijo a Daphne.

Daphne sonrió. "Gracias. A Harry le gusta asegurarse de que salgamos y las playas son maravillosas aquí. Ni siquiera tenemos que preocuparnos por la nieve".

"Beauxbatons no es tan malo como Escocia, pero aún está en las montañas", dijo.

"Hola, señoritas Potter", dijo Susan detrás de ellas.

—¡Susie, me alegro mucho de verte! —exclamó Daphne, soltando sus manos y corriendo hacia su prima.

A su lado, el cabello negro y desordenado de Potter lucía tan rebelde como de costumbre mientras se erguía para estrechar la mano de su padre.

"Lord Greengrass, es un placer conocerlo finalmente", dijo. Queriendo escuchar lo que decían Susan y Daphne, así como Potter y sus padres, se sintió dividida por un momento antes de dirigirse hacia su padre.

—Ya no soy Lord Greengrass, señor Potter. Llámeme Grover o padre, por favor —dijo. Los dos se agarraban las manos con fuerza. Ninguno cedía ni un centímetro.

—Sí, señor. Por favor, llámeme Harry. Espero que las antiguas propiedades de los Black en Francia sean lo que necesitaba —inquirió Potter.

"Han demostrado ser más que suficientes. Espero que obtengamos ganancias durante el trimestre de invierno. ¿Los gnomos te dieron mi última propuesta?", preguntó su padre.

"Sí. Daphne y yo lo revisamos y hablamos con nuestro gerente de cuentas. Estoy segura de que podemos proporcionar la financiación para la expansión", respondió Potter. No interrumpieron el apretón de manos hasta que su madre se aclaró la garganta.

"Lo siento. Podemos hablar de negocios más tarde. Permíteme presentarte a mi esposa. Ella es Tabitha Greengrass. Tabitha, señor Harry Potter", dijo su padre con cierta formalidad.

Su madre se acercó a Potter y lo miró de arriba abajo. Harry se puso de pie y la miró a los ojos. Ella tuvo que reconocer que no se acobardó ante ninguno de sus padres. Después de un momento, extendió la mano. Potter la tomó, se inclinó y le besó el dorso.

Su madre sonrió levemente. "Siempre supe que los Potter eran tan cultos como valientes. Veo que haces sentir orgullosa a tu familia".