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    El viaje a casa era tenso. Luego de la confesión de Lana y que todos rieran sorprendidos de que la callada de la oficina dijera eso fueron a bailar nuevamente. Ahí estuvieron un rato y luego decidieron marcharse del lugar con la promesa de repetir la salida cuando Adele, a quien ellos conocían ya, volviera. Lana estaba muy nerviosa, a penas y había podido mirar a su amiga luego de confesar aquello. Pero ahora estaba en el asiento trasero de un Uber junto a ella y de camino a su casa.

    La miro por un momento y la chica tenia la mirada fija en las piernas cruzadas de la pelirroja. Mas específicamente en como su muslo quedaba descubierto por lo corto del vestido. Podía haberlo acomodado pero sinceramente le estaba gustando que la chica la mirara así. La griega la atrapó espiándola y Lana se sonrojó pero no quitó la mirada de sus orbes.

-Hemos llegado señoritas- les informó el conductor

    Ambas bajaron y caminaron hacia la entrada a paso un poco torpe debido a la cantidad de alcohol en sus sistemas. Pero la embriaguez pareció abandonar a la pelirroja cuando la griega cerro la puerta de la casa y el silencio las invadió a las dos. Una frente a la otra nuevamente. Los ojos de Marina seguían hechizados con el escote de Lana que lo notaba sonrojada.

-Te gusta lo que ves?- preguntó en un acto de valentía por el alcohol. Marina mordió su labio inferior y la vio

-Me encanta- Lana sintió que su cuerpo ardía

-Marina...no se que suceda si hacemos lo que estas pensando- la chica rió

-Sabes lo que estoy pensando?-

-Creo que si- suspiró nerviosa- Creo que es lo que estoy pensando yo también-

    La griega se acercó a ella y tomó uno de los mechones del cabello cobrizo de la chica jugando con él entre sus dedos.

-Lizzy, somos adultas. Y además somos amigas. El sexo es solo eso, sexo. No tiene por qué cambiar nada porque nos acostemos una noche- Lana la miró sintiendo que su cuerpo temblaba ante el pensamiento

-Eso quieres?- se acercó a ella dejando sus rostros a centímetros- Que nos vayamos a tu cama?- Marina sonrió

-Ahora mismo iremos al sofá, pero luego podemos pasar la fiesta a la cama- y dicho eso la besó

    Después de más de una década deseándolo ambas, finalmente se besaban. Fue un beso brusco, desesperado, cargado de pasión. Las manos de Lana se enredaban en el cabello negro de la chica mientras Marina se aferraba a sus caderas pegándola totalmente a su cuerpo.

    La griega comenzó a avanzar lentamente hasta que Lana cayó sentada en el sofá donde había estado horas antes de salir al bar. Tenían los labios hinchados y rojos, las respiraciones irregulares, los ojos brillantes. Marina dio un pasó atrás y llevando las manos a su espalda soltó el cierre de su vestido haciendo que este cayera al suelo. Las pupilas de Lana se dilataron y sus manos comenzaron a temblar. Marina definitivamente era una diosa. Llevaba años sin ver el cuerpo de la chica en ropa interior y dios que había cambiado. Era irreal, más aún con aquel conjunto de encaje negro que parecía estar hecho para matarla.

-Te gusta?- preguntó con una sonrisa burlona a lo que a penas Lana alcanzó a asentir- Me lo puse pensando en que me lo quitaras- la pelirroja se levantó de su asiento y tomó a la griega sentándola en él

    Ahora era su turno. Algo insegura pero queriendo parecer como que sabía lo que hacía dirigió las manos a su cierre. Tembló un poco, ella no tenía sostén. Pero igual se moría de deseo por la chica que la miraba expectante, así que también dejó caer su vestido a sus pies. Marina jadeó, Lana era justo como la imaginaba en sus fantasías. Tenia unos pechos hermosos, un abdomen plano, unas anchas caderas y unas piernas de infarto. Con un bonus de unas diminutas bragas blancas que se moría por arrancar con sus dientes. Justo cuando iba a levantarse Lana se lo impidió poniendo una mano en su pecho y haciendo que retrocediera.

    Lana no sabía muy bien que hacía, pero estaba nublada por el deseo que sentía y el alcohol en su sistema. Así que sin pensarlo mucho agarró uno de los cojines del sofá y lo lanzó al suelo entre las piernas de la griega. Esta última abrió los ojos al darse cuenta de lo
Que sucedería a continuación. Lana sin parar de mirarla a los ojos se arrodilló lentamente quedando entre las piernas de la chica. Llevó sus manos a su sujetador y lo quitó finalmente viendo lo que llevaba años deseando ver. Lo que toda la escuela deseaba ver. Los pechos de Marina. Soltó una bocanada de aire.

-Dios mio, eres perfecta- dijo sin contenerse y antes de que su amiga pudiera responder atacó sus pechos

    Jamás había tenido los pechos de una mujer en su boca y se regañó a si misma. Le encantaba. Aunque quizás se debiera a que son los de Marina. Apretó, mordió, lamió y chupó mientras la pelinegra se deshacía en gemidos bajo ella. Cuando termino de jugar con sus pechos bajó su lengua sin dejar de verla a los ojos hacia su abdomen. Donde chupo los cuadritos que tenia la chica y apretó fuertemente comprobando lo duro que era. Justo como lo había imaginado.  Tomo los tirantes de sus bragas y las bajo de golpe dejando a la chica totalmente expuesta a sus ojos.

    Marina por impulso intentó cerrar las piernas, cosa que la pelirroja le impidió.

-No tengas pena. Déjame verte- la chica las abrió de nuevo y Lana sintió que se desmayaba al ver el desastre húmedo que había en su centro y sus muslos - Dios, estás tan mojada- Marina gimió por su comentario

-Siempre me pongo así por ti- Lana la miró con el ceño fruncido

-Siempre?-

-Si, ya sabes. Cuando me he tocado pensando en ti- Lana cerro los ojos sintiendo que su cuerpo se sacudía del deseo al pensar en la chica tocándose mientras pensaba en ella

-Bueno Marina, para tu buena suerte, hoy haremos todos tus pensamientos realidad-

Black Beauty (Larina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora