Me siento raro

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"Me siento raro..."

Había salido al bosque a buscar unos ingredientes para una poción que Susie necesitaba. Básicamente me había obligado, como siempre. Era eso o limpiar el establo por haberle respondido mal... Y bueno, prefiero mil veces vagar por el bosque antes que meterme en ese establo. El olor... bueno, no es algo que me agrade recordar.

Erizo, como siempre, quiso ayudarme. Pero esta vez me negué. Casi siempre me echa una mano en todo, y quise probar hacer algo por mí mismo. Solo una vez, pensé... demostrar que también podía ser útil.

No salió bien.

No vi un pequeño acantilado...

Bueno, pequeño no es la palabra adecuada.

En realidad, era enorme. Pero estaba distraído, como siempre... y simplemente caí.

Soy torpe.

¿Preocupe a Erizo? ¿A los chicos? Probablemente...

Con mucho esfuerzo logré abrir los ojos, esperando encontrarme en mi cabaña, o tal vez en el bosque, magullado pero bien. Pero no. Al abrir los ojos, me di cuenta de que estaba en otro lugar.

 Al abrir los ojos, me di cuenta de que estaba en otro lugar

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Una habitación blanca.

Fría.

Vacía.

Mi cuerpo... pesado, inmóvil. Intenté mover la mano, apenas pude hacerlo. Sentí el pánico crecer en mi pecho. No podía moverme correctamente.

¿Dónde estoy?

Intenté respirar, pero cada inhalación se volvía más pesada, errática. Los pulmones me ardían, como si el aire no fuera suficiente.

Entonces, el sonido de una puerta rompiendo el silencio me arrancó de mis pensamientos. Moví la cabeza, apenas un poco, y vi a un hombre entrar. Llevaba una bata blanca, los ojos fijos en unos papeles que sostenía con descuido.

Un doctor, pensé.

Cuando levantó la mirada, su expresión cambió. Se detuvo en seco, sorprendido al verme despierto. El pánico en su cara fue lo que terminó por asustarme más.









"¿Yo...? ¿Estuve en coma durante 14 años?

Las palabras resonaban en mi cabeza como una broma absurda. Sonaba irreal, como una de esas historias de cómics que solía leer...

Miré alrededor, perdido, recorriendo la habitación con la mirada, intentando encontrar algo que me anclara a la realidad.

A mi lado, mi mamá y mi papá sostenían mi mano con una suavidad que nunca había sentido antes. Podía ver el rastro de lágrimas aún frescas en sus ojos, como si hubieran pasado años llorando... o tal vez solo unos minutos. Para ellos, el tiempo debía sentirse tan distinto.

Madura | Oscar x Erizo(+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora