"¿Me siento confundido?"
Hace dos días tuve ese encuentro con Susie, y todavía me causa escalofríos. Era como un fantasma. No la he vuelto a ver desde entonces, y otra vez me siento solo.
Revolvía el tenedor en mi tocino con huevos. Un desayuno delicioso y crujiente, pero no tenía hambre.
Mis ojos se desviaron hacia mamá, que tomaba café en silencio. Su rostro se veía más cansado, con algunas arrugas que no recordaba. Su expresión era la misma que la de papá, agotada y distante.
Quiero preguntarle por qué papá se fue de casa. Aunque casi siempre viene a verme, nunca se queda más de una hora. Lo extraño.
-Mamá... -murmuré, esperando captar su atención.
-¿Qué pasa, mi pequeño? -dijo ella con su tono habitual, ese que siempre me hacía sonreír. A pesar de todo, su manera de tratarme no había cambiado.
-Quería preguntarte algo... -dije con nerviosismo. Ella dejó su taza sobre la mesa y me miró con una intensidad que me hizo dudar.
¿Está bien preguntar esto...?
-¿Por qué papá ya no vive con nosotros...? -pregunté, dudando de cada palabra.
La vi fruncir el ceño.
-¡Ese bastardo tiene la culpa de que te enviaran a ese maldito campamento! -su voz se alzó de repente, y me encogí en el asiento. Nunca la había visto tan enojada-. Si no te hubiera mandado... -sus palabras estaban llenas de rabia, y me hizo sentir algo que nunca antes había sentido hacia ella: temor.
Mamá nunca gritaba. Nunca conmigo.
-Ahora eres un retrasado de 11 años... -susurró con amargura. Intenté entender lo que quería decir, pero lo único que capté fue "11 años". ¿Qué había querido decir con eso?
Intenté cambiar de tema, deseando que su ira desapareciera.
-¿Cuándo podré ir a la escuela...? -pregunté, esforzándome por sonreír, aunque mi cuerpo aún temblaba por su reacción.
-Mi bebé... -murmuró con cansancio-. No puedes ir. Ya no eres un niño... -su voz se suavizó, pero las palabras golpearon igual de fuerte.
Ya no soy un niño. Cierto.
-Tal vez podríamos inscribirte en unas clases especiales, en la jornada nocturna -dijo, como si intentara ofrecerme una solución.
¿En la noche...? La noche es para dormir, no para estudiar. Pero asentí con la cabeza sin decir nada. No quería contradecirla. No quería volver a hacerla enojar.
Terminé el cereal sintiéndome un poco incómodo. Me levanté despacio.
-Iré a mi habitación... -dije, dándome la vuelta y caminando hacia mi único refugio en la casa.
Una vez allí, me dirigí al baño. El espejo junto al lavabo me devolvía una imagen que casi no reconocía. Me quedé mirándome fijamente. Mis rasgos se parecían a los de papá. Pasé mi mano por mis colmillos, sintiéndolos con los dedos. Colmillos.
Los miré con orgullo. Siempre quise tenerlos.
Si tan solo Erizo estuviera aquí... Podría presumirle. Seguro que se reiría.
Erizo...
Su nombre me resonaba en la mente.
¿Dónde estás?
Pasé cuatro días rogándole a mamá, sin parar, que me dijera dónde estaba Erizo. Al final, cansada de escucharme suplicar, cedió con un suspiro.
Sacó su celular y marcó el número de la mamá de Erizo. Mientras hablaba, no presté mucha atención a la conversación; mi mente estaba completamente enfocada en una sola cosa: Pronto podré verla.
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Madura | Oscar x Erizo(+18)
FanfictionOscar despierta de un coma tras varios años, pero el mundo que conocía ya no es el mismo. Mientras todos a su alrededor han cambiado, él sigue siendo el mismo chico tierno y vulnerable que era antes. Ahora, se enfrenta a la difícil tarea de madurar...