Capítulo 4: Dulce por triple

129 3 2
                                    

La sesión comenzó con el habitual intercambio de cortesías, pero sabía que lo que estaba a punto de contar llevaría nuestra conversación a un nivel completamente diferente. Mientras me acomodaba en la silla, noté la expectativa cautelosa en los ojos de Eric.

-Eric, la última vez que salí, las cosas se pusieron un poco... intensas -comencé, eligiendo mis palabras con cuidado para ver cómo reaccionaba.

-¿Intensas? ¿Qué ocurrió? -preguntó Eric, su pluma lista sobre el bloc de notas.

-Bueno, terminé en un trío con dos chicos en el baño de una discoteca -dije directamente, observando su reacción. 

La sorpresa inicial en su rostro fue rápidamente enmascarada por su expresión profesional, pero pude ver una chispa de curiosidad en sus ojos.

-Eso suena bastante arriesgado, Dominik. ¿Qué te llevó a esa situación? -inquirió, inclinándose ligeramente hacia adelante.

-Fue el morbo de la situación -expliqué. -La idea de que podríamos ser descubiertos en cualquier momento añadía una capa de excitación que ninguno de nosotros pudo resistir.

-¿Y cómo te sentiste después de eso? -preguntó Eric, su voz neutra pero sus ojos revelaban un interés más profundo.

-Fue emocionante, claro, pero también un poco vacío después -admití, mirando hacia abajo. -Es como si estos riesgos temporales me distrajeran de algo más permanente que falta en mi vida.

Eric asintió, escribiendo algunas notas antes de volver a mirarme.

-Es interesante que menciones el sentimiento de vacío, Dominik. A veces, la búsqueda de emociones intensas puede ser una forma de compensar o de escapar de emociones más profundas o problemas no resueltos. ¿Crees que podría ser tu caso? -su pregunta me golpeó más fuerte de lo esperado.

Me quedé pensando un momento, la verdad de sus palabras resonando dentro de mí.

-Podría ser - dije finalmente, -Es algo sobre lo que necesito reflexionar más.

-Es un buen punto de partida -afirmó Eric. -Explorar esos vacíos puede ayudarte a entender y quizás a encontrar formas más saludables de llenarlos.

*Volvemos al pasado.*

El pulso de la música en la discoteca vibraba a través del suelo, casi como un segundo corazón latiendo bajo nuestros pies. Esa noche, la atmósfera estaba cargada de promesas y deseo, cada mirada y cada movimiento de baile imbuidos de una intención clara.

Cuando los vi a ellos, dos chicos cuyos cuerpos se movían con una confianza magnética en la pista, supe que la noche tomaría un rumbo inesperado. Nos cruzamos miradas llenas de entendimiento, y sin necesidad de palabras, la conexión fue instantánea. La comunicación no verbal, un lenguaje propio de miradas y sonrisas cómplices, nos llevó a los tres a una decisión silenciosa pero unánime.

El ambiente del club era eléctrico, cargado con la promesa de aventuras no contadas, mientras la música pulsaba a través de la multitud. Alex, Jordan y yo compartimos miradas llenas de entendimiento mutuo antes de dirigirnos hacia el baño, un espacio privado donde las reglas del mundo exterior parecían desvanecerse.

Una vez dentro, la puerta cerró detrás de nosotros con un sonido sordo, marcando el inicio de nuestra escapada clandestina. La proximidad era intensa, con el calor de nuestros cuerpos elevando la temperatura del pequeño espacio. Alex fue el primero en actuar, presionando su cuerpo contra el mío, su respiración pesada mezclándose con la mía mientras sus manos hábiles trabajaban para liberar las restricciones de mi ropa.

Cayendo En La TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora