La luminosidad habitual del consultorio de Eric parecía opacarse ante la presencia de Laura, la practicante cuya sonrisa, aunque profesional, llevaba un tinte de coquetería que no pasó desapercibido para mí. Mientras Eric me presentaba, una sensación de malestar comenzó a anidarse en mi estómago, un presagio de cómo la sesión podría desarrollarse.
Eric me presentó con una sonrisa profesional.
-Dominik, te presento a Laura, quien estará con nosotros durante algunas semanas como parte de su formación.
Su voz era calmada, pero no podía ignorar la inquietud que comenzaba a formarse en mi pecho.
Laura extendió su mano con confianza.
-Es un placer conocerte, Dominik. He escuchado mucho sobre el progreso que has hecho aquí con Eric. Estoy emocionada de aprender de ambos.
Su entusiasmo, aunque posiblemente genuino, me pareció ligeramente forzado, quizás un intento de establecer una conexión rápida. Sin embargo, su mirada ocasional a Eric, cargada de una admiración no del todo profesional, no pasó desapercibida.
-Dominik, espero que la presencia de Laura no sea un problema. Es importante para su formación observar diferentes dinámicas terapéuticas -dijo Eric con su tono habitual de calma profesional.
-Por supuesto, aunque no puedo evitar preguntarme cómo alterará la dinámica nuestra -respondí, permitiéndome un tono que rozaba la cortesía forzada.
-No todos estamos cómodos discutiendo detalles íntimos frente a extraños, especialmente cuando parecen tan... entusiastas -añadí, lanzando una mirada significativa hacia Laura.
Laura, captando la indirecta, trató de minimizar su presencia.
-Entiendo completamente, Dominik. Estaré aquí principalmente como observadora y aseguro mi discreción total.
Mientras iniciábamos la sesión, cada interacción entre Eric y Laura parecía cargada de una familiaridad que me irritaba, provocando que mi habitual apertura se contrajera.
-Como decíamos la última vez -comenzó Eric, intentando reconducir la sesión hacia terrenos más neutrales.
-Sí, estábamos discutiendo experiencias que, francamente, pensé que eran confidenciales entre terapeuta y paciente. No es exactamente agradable repasar ciertas vivencias con una audiencia adicional -interrumpí, mi tono teñido de un desagrado apenas velado.
Eric asintió, reconociendo mi punto.
-Es un comentario justo, Dominik. Si prefieres, podemos limitar la discusión a temas menos personales en presencia de Laura.
Se hizo un silencio incomodo en la sala.
-Entonces, Dominik, ¿por dónde te gustaría empezar hoy? -preguntó Eric, intentando dirigir la sesión hacia un terreno familiar.
Con las presentaciones fuera del camino, decidí llevar la sesión a un territorio que reflejara mi estado de ánimo.
-Bien, hablemos entonces de situaciones que realmente prueban nuestros límites -comencé, recordando una experiencia particularmente audaz.
**Volvemos al pasado.**
La clase de literatura avanzaba con una monotonía asfixiante, las palabras del profesor resonando en las paredes como un eco distante. Sentado al fondo del aula, mi aburrimiento encontró un cómplice en Marco, cuyos ojos también brillaban con el reflejo de una mente inquieta buscando escape.
-Esto es insoportable, ¿no te parece? ¿Quieres hacer algo mucho más interesante? -susurré a Marco, cuya presencia cercana se sentía como un imán para mis impulsos más temerarios.

ESTÁS LEYENDO
Cayendo En La Tentación
RastgeleEs la historia envolvente de Dominik, un joven que, mientras navega por las turbulentas aguas de la adolescencia, se encuentra con un error que cambiará su vida para siempre: se vuelve adicto al sexo. Esta adicción lo lleva a explorar los límites de...