Capitulo 4

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• Sueño de Nataly •

Estoy corriendo por el bosque, no es cualquier lado del bosque, es justo el sendero por el que se llega directamente al risco.
Estoy en una búsqueda desesperada, lo sé porque estoy gritando el nombre de alguien y estoy hecha un mar de lágrimas, pero no distingo mis palabras.
Voltee hacia atrás y tres lobos negros me perseguían.
Estoy en el final del risco, no veo otra salida más que caer por él.

Fin del sueño •

•Nataly

Abrí los ojos de golpe, gracias a dios era sólo una pesadilla.
Me encuentro en mi cama acostada viendo hacia el techo, voltee a ver mi reloj, eran las 9:15. Todavía traigo la misma ropa de ayer.
«Ah cierto, estuve toda la noche cuidando al chico del risco»
Bajé por las escaleras directo a la sala y ahí estaba todavía acostado en el sillón durmiendo.
Decidí subir y darme una ducha y cambiar mi ropa, no tenía nada planeado hoy así que sólo me puse un pantalón negro, unos converse del mismo color y una playera manga larga azul.
Me dirigí de nuevo hacia bajó pero ahora a la cocina. Tenía hambre así que decidí hacer unos panqueques.

Escuche un gemido que provenía de la sala y el único ahí era el muchacho de la rosa tatuada en el cuello, ya había despertado. Estaba sentado en el sofá, con los codos apoyados en las rodillas y su cabeza apoyada en sus manos.

—Buenos días, ¿Te sientes mejor?

mmm... hola... si... bueno me duele el cuerpo, y la cabeza por la resaca— dijo con voz ronca.

Creo que tengo una aspirina, ahora vuelvo.

Subí las escaleras y me dirigí al baño, de la caja que esta detrás del espejo saque una aspirina y fui de nuevo hacia abajo, entré de nuevo a la cocina y serví un vaso de agua.
El estaba en la misma posición. Me senté a su lado y le di la aspirina y el vaso de agua.

Gracias—dijo agarrando la aspirina y el vaso, luego se metió la aspirina a la boca y bebió el agua. —Gracias por todo

—No hay de que

—¿Por qué lo hiciste?; Digo, no me conoces y te trate muy mal en el risco.

Lo se, fuiste muy grosero—dije remarcandolo

—Lo siento, no estaba muy bien emocionalmente, te pido me perdones.

—Ok te perdono, sólo por que tu disculpa párese sincera.

— Y... entonces, ¿porqué me ayudaste?

No lo se, creo que tal vez, todos merecemos una segunda oportunidad y te veías muy mal en el callejón, no podía dejarte así — el solo sonrió

—Gracias... me llamo Oliver Sykes— me extendió la mano.

Yo soy Nataly Roberts—dije mientras tomaba su mano— hice panqueques ¿quieres?

—¿No crees que ya has echo más que suficiente por mi?— lo dijo rascándose la nuca y con un poco de pena

—No, y no te lo estoy cobrando, sólo di sí o no. Y no voy a aceptar un no por respuesta.

El solo sonríe sin mostrar los dientes —ok, muchas gracias

Nos fuimos a la cocina a comer en el desayunador, estábamos en silencio hasta que yo hable.

—¿Por qué te golpearon esos tipos?

— Por nada estaba ebrio y ellos también y empezamos un pleito — mintió.

Estas mintiendo

No

—A noche cuando iba a marcar a una ambulancia para que te llevarán a un hospital, me lo impediste por que no querías que preguntarán sobre lo que paso y cuando te pregunte sobre que era, me dijiste que no podía y no debía saberlo.

El suspiró y trago saliva
—Créeme no es nada malo, tan sólo fue un pleito de borrachos, no quería preguntas tontas de policías y tal ves por la temperatura, estaba delirando y exagere un poco las cosas.

Ok — no estaba tan convencida, pero sonó sincero y decidí "creerle"... pero por que sí era un pleito de borrachos salieron huyendo en una camioneta negra polarizada y lista con alguien dentro para huir... «Ok,Nataly deja eso de una buena ves»

Al terminar de comer, el me ayudo a lavar los platos y al terminar nos fuimos a la sala

—Me tengo que ir.

—Deja traigo tu mochila

Le di su mochila, y lo acompañe hasta afuera de la puerta.

—¿Vives sola?— dijo con un poco de curiosidad.

—Sí, bueno con un perrito, pero hace algunos días se salió y no ha regresado.

—Oh, lo siento

—¿qué?...Ah no te preocupes... y tu ¿vives con alguien?

Eh no — sonrió sin mostrar los dientes, desvió su mirada hacia su mochila y empezó a buscar algo en ella, saco un pedazo de papel y un lápiz, se apoyó sobre el marco de la puerta y empezó a escribir. Al acabar, extendió el papelito hacia mi —Ten, es mi número, por sí se te ofrece algo o necesitas ayuda... gracias por todo.

Ok — Yo solo asentí con una sonrrisa.

Hasta luego— dijo bajando las escaleras de la entrada, sin voltear a verme.

—Hasta luego.

Vi como se alejaba y después entre a la casa, vi el reloj y eran las 12:30, guarde el papelito en una agenda de pasta morada y la puse en el librero de la sala.
Decidí arreglar la casa y cuando vi, de tras del sillón estaba el gorro de Oliver y decidí ponerlo en el perchero que está en la entrada.
En todo el día no hice más que ver television.
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No se cómo pudo hacer eso sin saber nada sobre mi. ¿Como es que ella no pensó en las consecuencias de que podrían pasar al llevar a un total desconocido a su casa?
Su casa no queda tan lejos de la mía, no se por que nunca la había visto antes.
Creo que es debido a que sólo ignoro a los demás y me enfoco en mi y mis problemas; no se si ella los tenga, pero de algo estoy seguro: tiene un corazón noble (algo que hoy en día le hace falta a todo el mundo, empezando por mi). Pero fue lo más "bueno" que alguien ha hecho por mi en estos últimos años, me siento un poco mal por haberle mentido, pero es por su bien.

Llegue a mi casa y lo primero que vi fue una caja no muy grande pero tampoco muy chica en frente de mi puerta, la abrí y tenía varios sobres de cocaína y una nota.

**Oliver, que te quede claro que con migo no se juega, espero que tengas varios clientes en tu tienda de tatuajes, para que me pagues pronto.
Danny**
Agarre la carta y la estruje con las manos, tome la caja y entré a mi casa. Al entrar subí a mi cuarto y la deje dentro de mi ropero.
Ahora que recuerdo...
Busque dentro de mi mochila y vi el sobré que Danny me lanzo.
Creo que Nataly no lo vio... que bueno por que sí lo hubiera hecho tal ves hubiera llamado a la policía o no me hubiera creído cuando le mentí.
Deje mi mochila sobre la cama y me di una ducha, el cuerpo me dolía; pero sentir el agua caliente corriendo por mi cuerpo era reconfortante.

Al salir me observe en el espejo y mi rostro tenía varios moretones y la ceja partida. Me vestí, vi el reloj que esta al lado de mi cama y eran las 3:30.
Tenía hambre y llame para que me trajeran una pizza.
La pizza llego y toda la tarde lo único que hice fue ordenar la casa, escuchar música y ver televisión.
Llegada la noche me fui a dormir... mañana tengo que abrir mi tienda de tatuajes.

Deathbeds |• Oliver Sykes •|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora