La cafetería estaba llena, como siempre a la hora del almuerzo. Jisung se abrió paso entre los estudiantes con su bandeja en mano, intentando encontrar una mesa vacía donde pudiera comer en paz. Había logrado evitar las miradas burlonas por un momento, pero sabía que esa tranquilidad no duraría mucho.
Como era costumbre, el grupo de Minho ocupaba una de las mesas centrales, riendo y hablando en voz alta. Al notar la figura de Jisung al otro lado de la sala, Minho levantó una ceja, como si una idea cruzara su mente.
-Miren quién está aquí- comentó Minho, con una sonrisa ladeada que prometía problemas.
Jisung había aprendido a no hacer contacto visual con ellos, esperando que al ignorarlos las cosas no fueran tan malas, pero no tuvo tanta suerte. Minho se levantó de su asiento y se dirigió directamente hacia él, con los otros chicos siguiéndolo de cerca. El omega tensó los hombros, apretando la bandeja en sus manos, sintiendo cómo una familiar sensación de ansiedad se apoderaba de él.
-Eh, Han- llamó Minho con ese tono que Jisung ya conocía bien, uno que era una mezcla de diversión y malicia -¿Qué tienes hoy para comer? ¿Otro festín?-
Jisung no respondió, pero su cuerpo lo delataba. El leve temblor en sus manos y el intento de esconderse tras la bandeja no pasó desapercibido para Minho ni para su grupo. Se detuvieron justo frente a él, bloqueando su paso.
-Vaya, vaya- dijo Minho, asomándose sobre la bandeja -¿Otra hamburguesa? ¿Cuántas llevas esta semana?-
Los amigos de Minho soltaron risitas mientras Jisung permanecía en silencio, con el rostro cada vez más rojo. Quería decir algo, defenderse, pero sabía que cualquier palabra suya sería usada en su contra.
Minho se cruzó de brazos, inclinándose hacia Jisung. -¿Sabes, Jisung? A veces pienso que no te vendría mal una dieta- dijo en un tono que parecía estar dándole un consejo, pero la burla en su voz era evidente.
Jisung apenas pudo contener las lágrimas que amenazaban con salir. Estaba harto, pero no sabía cómo enfrentarse a ellos, quería simplemente desaparecer, pero la realidad era que no tenía a dónde ir. Todo lo que podía hacer era soportar.
Entonces, sin previo aviso, Minho extendió la mano y golpeó la bandeja de Jisung, haciendo que toda su comida cayera al suelo. El ruido de la bandeja golpeando el piso resonó en la cafetería, y por un segundo, todo quedó en silencio. Los ojos del Omega se abrieron con sorpresa y humillación, y bajó la mirada para ver su almuerzo esparcido por el suelo.
Las risas no tardaron en llegar. Los amigos de Minho se carcajearon abiertamente, y algunos estudiantes en las mesas cercanas observaban la escena, algunos con diversión y otros con incomodidad. Para Minho, era solo otra broma, una manera más de burlarse de Jisung, pero en el rostro del Omega, la mezcla de vergüenza y tristeza era palpable.
-Vaya, qué desastre- comentó Minho, fingiendo preocupación -parece que alguien no comerá hoy. Tal vez es una señal de que deberías saltarte el almuerzo, ¿no?-
Jisung permaneció inmóvil, con los puños apretados a los costados. Sentía la presión de las lágrimas acumulándose, pero se negaba a llorar frente a ellos. No les daría ese placer. Sin embargo, cada fibra de su ser quería correr, esconderse, desaparecer de esa maldita cafetería.
Minho, satisfecho con su "broma", dio media vuelta para regresar a su mesa, sin ni siquiera molestarse en mirar atrás. Para él, aquello era solo una manera de reafirmar su superioridad, algo que hacía sin pensar demasiado en las consecuencias.
-Vamos- dijo Minho a sus amigos, mientras todos se alejaban riendo, como si nada hubiera pasado.
Jisung se quedó allí, solo, con su comida esparcida por el suelo y las miradas de todos sobre él. Finalmente, dejó escapar un suspiro tembloroso y se agachó para recoger los restos de su almuerzo. Cada vez que tocaba un trozo de comida, sentía la humillación apoderarse más de él. No merecía esto, se repetía, pero las acciones de Minho y su grupo le hacían dudar de sí mismo.
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✧༺ 𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐋𝐚𝐬 𝐑𝐢𝐬𝐚𝐬༻✧
RomancePara Minho, las bromas son solo un juego, una manera de reafirmar su estatus social entre sus amigos. Pero, mientras él ríe, Jisung lucha con las heridas invisibles que cada comentario le deja. Sin embargo, bajo las risas y el desprecio, algo más pr...