✧༺ 𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐋𝐚𝐬 𝐑𝐢𝐬𝐚𝐬༻✧

"𝟎𝟒"

"Verdades desde la voz"

El día comenzó como cualquier otro en la escuela, con Jisung caminando por los pasillos, tratando de ignorar las miradas y murmullos que lo seguían. Había una pesada sensación en su pecho, un eco de las burlas de los días anteriores que lo acompañaba, y hoy no parecía que fuera a mejorar.

Minho estaba rodeado de sus amigos, riendo y bromeando. Jisung no quería mirar, pero su mirada se desvió involuntariamente hacia ellos. Minho, con su actitud arrogante y su sonrisa despreocupada, era el centro de atención. Jisung trató de concentrarse en sus libros, pero un impulso de inseguridad lo llevó a acercarse a la mesa donde estaban sentados.

-Mira quién llegó, el pequeño Omega. ¿Te has dado cuenta de que estás más redondeado que ayer?- Minho se burló, su risa resonando en el aire mientras sus amigos se unieron a la diversión.

Las risas lo golpearon como una ola. El corazón de Jisung latía con fuerza, y la rabia comenzó a burbujear dentro de él. Por un instante, deseó ser invisible, desaparecer. Pero en lugar de eso, algo dentro de él cambió. Estaba cansado de ser el objetivo, cansado de permitir que Minho y su grupo lo lastimaran.

-¿Sabes qué?- gritó Jisung, su voz temblando de emoción. Todos se detuvieron, sorprendidos por su reacción. -Ya estoy cansado de tus constantes burlas. No soy tu payaso, y no tienes derecho a hacerme sentir menos-

Minho arqueó una ceja, sin esperar esa respuesta. La risa se desvaneció, pero la actitud despectiva seguía en su rostro.

-¿Oh? ¿Así que te sientes mal? Tal vez deberías dejar de comer tanto- replicó, buscando provocar una reacción.

Pero Jisung no iba a dejar que lo aplastaran otra vez. Sintió cómo la rabia se transformaba en coraje.

-Tú no sabes nada de mí- gritó, su voz resonando en el aula. -No sabes lo que es vivir con la presión de ser un Omega, de ser juzgado por tu apariencia. No sabes lo que es estar solo y sentir que nadie te quiere. Y tú, con tus comentarios despreciativos, solo lo haces peor-

El silencio envolvió el lugar, y Jisung se dio cuenta de que había dejado escapar todo lo que había guardado dentro. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no iba a permitir que los demás lo vieran quebrarse. Sin pensar en las consecuencias, dio un paso atrás, mirando a Minho con furia.

-¡Eres un idiota! ¡No eres nada sin tus amigos!- gritó una vez más antes de girarse y correr fuera del aula, dejando atrás los murmullos de asombro.

Corrió por los pasillos, sintiendo cómo las lágrimas comenzaban a escapar de sus ojos. Necesitaba un lugar donde nadie pudiera encontrarlo, un refugio donde pudiera liberar la carga que lo había estado aplastando. Se dirigió al baño más cercano, se encerró en un cubículo y se dejó caer al suelo, abrazando sus piernas.

El dolor y la vergüenza se apoderaron de él, pero también había una sensación de liberación. Había gritado, había dicho lo que realmente sentía. La rabia que había mantenido dentro durante tanto tiempo había salido, y aunque no sabía qué pasaría después, al menos había dejado de ser un objeto de burla.

Jisung se quedó allí, con las manos cubriendo su rostro, intentando calmar su respiración. En el fondo, sabía que había sido valiente, pero la inseguridad y el miedo volvían a asomarse. ¿Qué pasaría ahora? ¿Minho lo acosaría aún más? Pero al menos, por una vez, se había defendido. Y eso, aunque fuera un pequeño triunfo, lo hacía sentir un poco más fuerte.

Minho, por otro lado, se quedó paralizado en su lugar tras la explosión de Jisung. No sabía cómo reaccionar. Había estado bromeando, pero la intensidad del grito del chico lo había golpeado más de lo que estaba dispuesto a admitir. Mientras sus amigos volvían a reír, Minho sintió una punzada de incomodidad en su interior. Había cruzado una línea que nunca había considerado, y la realidad de su comportamiento lo seguía atormentando, aunque él no estuviera listo para enfrentarlo aún.

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Minho salió del aula con la mente en caos. La explosión del Omega aún resonaba en su cabeza, sus palabras golpeándole como un martillo. No podía dejar de pensar en lo que había sucedido. La forma en que Jisung lo había mirado, la ira y el dolor en sus ojos, todo eso lo dejó inquieto. Caminó sin rumbo por los pasillos, su pecho apretado, hasta que se encontró con Chan, su mejor amigo.

Chan estaba sentado en una de las escaleras del patio, con su guitarra en mano, tocando una melodía suave que contrastaba con la tormenta de emociones dentro de Minho. Cuando Chan lo vio, dejó de tocar y le sonrió.

-¡Ey! ¿Qué te pasa? Te ves como si hubieras visto un fantasma- dijo Chan, notando la seriedad en el rostro de Minho.

-Necesito hablar contigo- respondió Minho, sentándose a su lado. Su voz era más grave de lo normal, y Chan, sintiendo que algo no estaba bien, dejó su guitarra a un lado y le prestó atención.

-Claro, ¿qué sucede?- preguntó Chan, inclinandose un poco hacia él.

Minho suspiró, sintiéndose abrumado por la confusión que lo envolvía. Era difícil poner en palabras todo lo que había pasado, pero sabía que tenía que intentarlo.

-Hoy… Jisung me gritó. Me dijo cosas que nunca pensé que diría. Lo he estado molestando, y no sé por qué sigo haciéndolo. Siempre creí que era divertido, pero después de lo que dijo, me siento… mal- dijo Minho, su voz temblando ligeramente.

Chan lo miró con atención, procesando lo que su amigo decía. Sabía que Minho no era realmente una mala persona, pero a veces se dejaba llevar por la necesidad de encajar y de mantener su imagen ante sus amigos.

-Escucha, Minho- comenzó Chan con calma- creo que no estás molestando a Jisung porque realmente lo odias. Tal vez sea porque no sabes cómo manejar lo que sientes. A veces, las personas que se sienten inseguras sobre sí mismas atacan a los demás para sentirse mejor-

Minho frunció el ceño, mirando al suelo mientras reflexionaba sobre las palabras de Chan. Su amigo continuó.

-Tu padre siempre ha tenido una opinión muy marcada sobre los omegas, ¿verdad? Te enseñó que debías ser fuerte, que debías estar por encima de ellos. Tal vez sientes que tienes que seguir su ejemplo, pero eso no significa que lo que estás haciendo sea correcto-

Minho sintió un nudo en el estómago al recordar las palabras de su padre, había crecido con la idea de que los Omegas eran inferiores, que debía tratarlos con desprecio para demostrar su propia fortaleza. Pero, a medida que crecía, comenzó a cuestionar esa visión. Jisung no era solo un Omega; era un chico que estaba sufriendo, alguien que, a pesar de su apariencia, tenía su propio dolor y luchas.

-yo... No lo se- respondió Minho, sintiéndose más vulnerable que nunca -Siempre he creído lo que mi padre decía, y he tratado de seguir sus pasos, pero Jisung no se merece esto. No es justo-

Chan le dio una palmada en la espalda. -No tienes que ser como tu padre. Tú tienes el poder de cambiar eso. Si realmente quieres hacerlo mejor, habla con Jisung. Hazle saber que no eres esa persona, que quieres entenderlo, no lastimarlo-

Minho asintió, sintiéndose un poco más ligero, pero aún con una carga de culpa. -No sé si él querrá escucharme. Después de lo que le dije, no sé si podrá verme de la misma manera-

-Puede que no sea fácil, pero es un primer paso. Todos cometemos errores, Minho. Lo importante es que reconozcas tus fallos y busques corregirlos-

Minho respiró hondo, sintiendo un impulso de determinación. Era hora de dejar de lado las expectativas de su padre y asumir la responsabilidad de sus propias acciones. Sabía que debía disculparse con Jisung, y aunque temía su reacción, sabía que tenía que intentarlo.

-Gracias, Chan- dijo Minho, sintiendo una renovada sensación de propósito.

-Bien. Espero que todo salga bien. Recuerda, no siempre es fácil, pero vale la pena- respondió Chan con una sonrisa de aliento.

Minho se levantó y se dirigió hacia la salida, su mente girando con lo que tenía que hacer. Era el momento de cambiar, de ser valiente y enfrentar las consecuencias de sus actos. Con cada paso, el peso en su pecho se hacía un poco más ligero, y aunque no sabía cómo terminaría todo, estaba decidido a intentar hacerlo bien.

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