El sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte cuando Minho decidió que no podía esperar más. Las palabras de Bang seguían dándole vueltas en la cabeza, haciéndole ver que su relación con Jisung había llegado a un punto de quiebre. Ya no podía ignorar lo que sentía ni el daño que había causado. Había pasado demasiado tiempo escondiéndose detrás de las enseñanzas de su padre y de su propia confusión, pero ahora todo estaba claro: debía disculparse. Y debía hacerlo hoy.
Minho salió del pequeño departamento que había conseguido para él y su madre, la brisa fría de la mañana despejándole la mente. Mientras caminaba hacia la escuela, repasaba mentalmente lo que diría, sabía que no sería fácil. Después de todo lo que había hecho, no podía esperar que Jisung lo escuchara con calma. Pero eso no importaba. Lo único que le importaba era que Jisung supiera que lo sentía de verdad.
Cuando llegó al edificio escolar, las clases aún no habían comenzado, el pasillo estaba vacío, excepto por algunos estudiantes que conversaban en pequeños grupos. Minho sintió cómo la ansiedad se acumulaba en su pecho, pero siguió caminando, buscando a Jisung con la mirada. Finalmente lo vio: estaba al fondo del pasillo, cerca de los casilleros. Estaba solo, organizando sus libros, con la cabeza baja, como si quisiera pasar desapercibido.
Minho se acercó lentamente, su corazón latiendo cada vez más rápido con cada paso. No quería asustarlo, pero sabía que la simple presencia de él ya podría ser demasiado para Jisung.
-Jisung…- llamó Minho con voz suave, casi un susurro.
Jisung levantó la vista, y sus ojos se encontraron por un breve instante. Minho vio el miedo y el dolor reflejados en su mirada, y eso le golpeó como una ola de culpa, no era odio lo que veía en los ojos de Jisung, era puro terror, como si estuviera frente a un depredador del que no podía escapar.
-Jisung, espera- intentó Minho, dando un paso hacia él.
Pero antes de que pudiera decir algo más, Jisung dio un paso atrás, su rostro palideciendo de inmediato, su respiración se volvió errática, y Lee pudo ver cómo el miedo se apoderaba de él. De repente, Jisung salió corriendo, como si su vida dependiera de ello, esquivando a las pocas personas en el pasillo y huyendo tan rápido como sus piernas le permitían.
-¡Jisung!- gritó Minho, sintiendo un nudo en el estómago.
Sin pensarlo dos veces, Minho salió tras él. El sonido de sus pasos resonaba por todo el edificio, pero Jisung no miraba atrás. Corrió desesperadamente, buscando una salida, cualquier lugar donde pudiera esconderse de la persona que más lo había atormentado. Minho lo seguía, sintiéndose cada vez peor con cada paso que daba. Había imaginado que Jisung estaría molesto, que quizás lo rechazaría, pero nunca había pensado que lo vería tan aterrorizado.
Jisung giró en un pasillo lateral, entrando a la escalera que llevaba al patio trasero de la escuela. Minho lo vio bajar los escalones de dos en dos, y en un último esfuerzo, intentó alcanzarlo.
-¡Por favor, detente! ¡Déjame explicarte!- gritó Minho, su voz llena de desesperación.
Pero Jisung no lo hizo. Estaba demasiado asustado, demasiado herido como para escuchar cualquier cosa que Minho pudiera decir. Sus pies lo llevaron hasta el rincón más apartado del patio, un pequeño espacio detrás del gimnasio, donde las sombras eran más largas y el aire más frío.
Minho llegó poco después, jadeando, su corazón acelerado por la carrera y por la angustia que sentía al ver lo que había causado. Jisung estaba acorralado, su espalda pegada a la pared, respirando con dificultad. Estaba temblando, como si estuviera esperando lo peor.
Minho levantó las manos en señal de rendición, tratando de mostrarle que no quería hacerle daño.
-Jisung… por favor, no tengas miedo. Solo quiero hablar contigo, quiero disculparme- dijo Minho, su voz quebrándose.
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✧༺ 𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐋𝐚𝐬 𝐑𝐢𝐬𝐚𝐬༻✧
RomancePara Minho, las bromas son solo un juego, una manera de reafirmar su estatus social entre sus amigos. Pero, mientras él ríe, Jisung lucha con las heridas invisibles que cada comentario le deja. Sin embargo, bajo las risas y el desprecio, algo más pr...