Capítulo 11

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Mitzi tenía la intención de quemar esas denigrantes fotos con la vela que tenía en su escritorio; eso no podía quedar en manos equivocadas y tampoco quería seguirlas conservando, pero el abrir repentino de su puerta la hizo detenerse.

-¡¿Tú?! ¿Cómo entraste?

-Esperé afuera -cerró la puerta con cuidado-. Necesito hablar contigo.

-Ni se te ocurra acercarte, pervertido -le arrojó las fotos al suelo. Mordecai las miró de reojo-. Mitzi, no es lo que parece.

-¡Atlas se debes estar reteciendo en su tumba al saber que su "chico dorado" es todo un raro!

-¡Déjame explicarte! -se acercó más.

-¡Es tu ex-compañero de trabajo! -la mujer rompió en llanto, no lo soportó más-. ¿No sientes un poco de respeto hacia él? Ya lo dejaste sin dignidad.

-Esas fotos no demuestran nada de lo que dices -su voz intentaba mantenerla serena-. Y precisamente vengo a prevenirte antes de que se complique todo esto.

-No quiero escuchar las palabras que salen de tu sucia boca -Mitzi evitó mirarlo a la cara.

-Seré breve. Lo que viste en las fotos es algo inofensivo. Rocky está en perfectas condiciones. Hasta ahora -se detuvo delante del escritorio-. Asa lo está usando para chantajearte, ¿no te das cuenta?

-¡Claro que me doy cuenta!

-Él sabe que tú estás haciendo negocio con los de la funeraria -Mordecai habló frío y Mitzi se quedó petrificada-. Necesitamos que rompas ese trato y solo así, podrás recuperar a tu integrante. ¡Pero debe ser de inmediato!

-¿Cómo está él?

-Me he encargado de ser su cuidador. Nadie le ha puesto una mano encima.

Mitzi sintió un nudo en su garganta: -¿En qué le perjudico a Asa? Siendo sinceros no podría alcanzar a lograr ni la mitad de lo que mi difuto marido hizo.

-Ya te lo había advertido antes, Mitzi.

-¡¿Y cómo me aseguras que esto no se trata de otro jueguito suyo?, ¿que no has venido a quererme intimidar y después me traerás más fotos en donde sigas denigrando al pobre Rocky?!

Mordecai suspiró: -Es un pequeño favor que nos podemos hacer a ambos. Yo mismo te traeré al muchacho.

-¿Qué piensa de esto Asa? -la mujer se dejó caer sobre el escritorio con los ánimos por el suelo-. ¿Sabe que estás aquí?

-Nadie lo sabe. Yo mismo traje las fotos y por esa razón aproveché el momento para negociar contigo -explicó.

-Sabes que no puedes servir a dos amos -sonrió con dificultad-. Lo sabes, ¿verdad?

-Soy consciente de ello. Considero que esta es la mejor salida para todos nosotros sin ir más lejos -bajó un poco la cabeza y miró directo a los ojos de Mitzi-. Te sugiero nuevamente que lo mejor es que abandones definitivamente este intento de alcanzar la cima en el negocio del licor.

-Si acepto tu trato será solo con la parte de Rocky y la funeraria, tal como me lo planteaste al principio -protestó la mujer.

-Puede que recuperes al chico, pero al cabo de un lapso, Asa me ordenará que haga limpia con ustedes y no seré solamente yo quien venga -ajustó sus lentes.

-Eso no te importará. Ya le hiciste mucho daño a ese niño -ella se levantó de su silla y se apoyó con las manos sobre el escritorio-. Mañana mismo romperé mi trato con la funeraria. Te llamaré primero a ti y después a Asa. Después de eso, quiero a Rocky de vuelta en el bar. Íntegro y con ropa decente. ¿Fui clara?

RehénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora