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Narra Tessa.

La alarma sonó, y Jack, a mi lado, se removió en las sábanas. Iba a levantarme, pero como si hubiera sentido mi intención, su brazo pasó firme por mi cintura, atrayéndome hacia él.

—Me tengo que levantar —murmuré, riendo suavemente. Jack abrió los ojos ligeramente, con el ceño fruncido por el cansancio.

—Tengo que ir con Jess. Hoy vamos a visitar el campus…

—¿Puedo ir con ustedes? —preguntó arrastrando las palabras, su voz aún pesada de sueño.

—Sí, ¿por qué no? —comencé a acariciar su mejilla levemente con la yema de mis dedos.

Una sonrisa perezosa apareció en su rostro, y como si se hubiera despertado de golpe, me envolvió con sus brazos y me puso encima de él. Lo besé, pero no podía dejarme llevar; iba a llegar tarde.

—Jack, hay que prepararnos ahora —traté de sonar firme, pero sus labios recorriendo mi cuello hacían que me temblara la voz. Sentí su cálido aliento contra mi piel, un leve suspiro que parecía susurrar promesas de quedarse así todo el día.

Él soltó un pequeño bufido cuando me deslicé fuera de su abrazo y me levanté rápidamente, buscando refugio en el baño antes de que su insistencia me hiciera olvidar mis obligaciones.

—Eres cruel, ¿lo sabías? —dijo desde la cama, su tono mezclando diversión y frustración.

Me asomé por la puerta y le sonreí con picardía.

—Y tú sabes que si no me escapo, nunca saldría de la cama —respondí antes de cerrar la puerta detrás de mí.

Mientras el agua tibia caía sobre mí, no pude evitar sentirme un poco culpable. Había algo en esos momentos con Jack, en la forma en que me miraba y me envolvía con su calidez, que me hacía querer detener el tiempo. Pero sabía que, por mucho que quisiera quedarme en ese pequeño mundo que creábamos juntos, la realidad estaba esperando al otro lado de la puerta.
Hoy iba a ser un día importante para Jess y para mí. Habíamos hablado tanto sobre la visita al campus, y queríamos llegar temprano, o, al menos, intentarlo.
Terminé de ducharme rápidamente y me vestí en tiempo récord. Cuando salí, Jack ya estaba levantado, estirándose perezosamente.

—Listo —dijo con una sonrisa, los ojos brillándole con ese toque travieso que tanto me encantaba—. Prometo no retrasarlas... demasiado.

Le di un beso rápido antes de que decidiera cambiar de opinión.

—Si llegamos tarde, te hago responsable —bromeé.

Él se encogió de hombros, fingiendo inocencia.

—Dale, pero no te prometo nada.

Salimos juntos del cuarto.

***

El campus de la universidad era enorme, con un amplio patio que parecía extenderse hasta el horizonte. Las habitaciones de las chicas estaban a un lado, mientras que las de los chicos se encontraban al otro extremo. La distribución se sentía como una frontera invisible, separando pero a la vez conectando ambos mundos.
Jess y yo estábamos realmente emocionadas mientras comenzábamos a recorrerlo. En una semana, las vacaciones terminarían y nuestra nueva aventura daría inicio aquí, en esta universidad que ahora explorábamos con ojos brillantes, llenos de esperanzas y sueños, como cualquier estudiante de primer año. Era un momento que habíamos esperado durante tanto tiempo, y no podía creer que finalmente estuviéramos aquí, haciendo realidad cada uno de esos anhelos que habíamos compartido.
Un estudiante se nos acercó, dándonos una cálida bienvenida y ofreciéndose a guiarnos por el campus. Nos hizo un recorrido detallado, mostrándonos cada rincón, cada edificio, cada espacio en el que algún día pasaríamos tantas horas. Nos contó la historia de cómo aquel lugar se había convertido en una universidad, hablando con entusiasmo y orgullo, como si él mismo hubiera visto todo aquel crecimiento. Sentía la energía vibrante de ese lugar y podía imaginarme a nosotras mismas, en solo unos días, caminando por esos pasillos.

Elegida [4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora