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Narra Tessa.

La mansión se encontraba en completo silencio y a oscuras, mientras los cuatro subíamos las escaleras con pasos silenciosos, conscientes de no despertar a Silas y a Thalia.

-Buenas noches, cuñada -susurraron Zyran y Levi al unísono antes de que Davian y yo entráramos en su habitación.

Una vez que la puerta se cerró tras nosotros, me dejé caer en la cama, sintiendo el peso de la noche sobre mis hombros. Era consciente de que debería cambiarme y quitarme el maquillaje, pero el agotamiento me envolvía. Davian, que todavía llevaba mi labial esparcido por el rostro, se dejó caer a mi lado con una sonrisa traviesa.

-Me gusta esa falda -murmuró, pasando su mano suavemente por la tela que llevaba puesta.

La falda, de un material parecido al cuero, era corta y se ceñía perfectamente a mis caderas, realzando mi figura de una manera que me hacía sentir segura y seductora.

-¿Te gusta? -pregunté, adoptando un tono juguetón.

-Sí -respondió él, bajando su mano lentamente, como si quisiera explorar lo que la falda escondía. La tensión en el aire se volvió palpable, y el roce de su mano sobre mi piel encendió una chispa de excitación en mí.

Me reí, sintiendo cómo la adrenalina comenzaba a fluir. Sin pensarlo dos veces, me puse encima de él, moviendo mis caderas al ritmo de una música imaginaria, como si aún nos encontráramos en la pista de baile del bar. Sus suspiros suaves llenaban la habitación, un sonido que vibraba en el aire, mientras sus manos seguían el compás de mis movimientos, atrapándome en un juego travieso.
En un movimiento rápido, Davian se colocó encima de mí, levantando la falda con un gesto decidido.

-Estás jugando con fuego, Tessie -murmuró, su voz cargada de deseo. La intensidad en sus ojos me hizo temblar de emoción y un poco de nerviosismo, pero al mismo tiempo, no podía evitar sonreír ante la provocación de sus palabras.

-Quizás me gusta correr riesgos- respondí, retándolo con la mirada mientras que la habitación se llenaba de un ambiente cargado de anticipación.

Narra Jack.

Por más que me costara admitirlo, aquello iba mucho más allá de la manipulación de la familia Blackwood. Tessa ya había tomado su decisión, y era evidente que había elegido a Davian. No había necesidad de rescatarla, de pelear contra esa oscura influencia que pensaba que la estaba envolviendo. Ella lo había decidido. Quería estar con él.
Lo noté en su mirada, en la manera en que se aferraba a Davian, en cómo lo besaba sin remordimientos frente a todos. Dolía. Era como si todo lo que habíamos compartido se hubiera desmoronado en un instante, como si cada promesa, cada momento, hubiera sido reemplazado por una sombra que se asemejaba a Davian.

-¿Jack, me estás escuchando? -preguntó Ryan a mi lado, notando que no le estaba prestando atención en lo más mínimo.

El aire frío de la noche hacía que mis pensamientos se entremezclaran más. Cada bocanada de aire helado me pesaba en el pecho, mientras la realidad se asentaba, golpeando con más fuerza de lo que había imaginado.

-No -admití con un tono seco.

Ryan frunció el ceño, claramente frustrado, pero no tanto como yo.

-Te decía que tal vez Tessa podría...

-No, Ryan -lo interrumpí, mi tono más firme, aunque sintiera mi interior tambalearse-. ¿Acaso no lo viste en el bar? Ella no quiere ser salvada. Ya tomó una decisión. Quiere estar con Davian -pronuncié cada palabra con determinación, pero mi voz se quebró al final, traicionándome.

Elegida [4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora