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Narra Kendra.

A medida que la cena transcurría, Lihuel me lanzaba miradas desde su asiento. Pude ver la preocupación en sus ojos, una mezcla de frustración y deseo de protegerme.
Pero Dalton se dio cuenta de su atención y, con una sonrisa arrogante, giró hacía mí. Era evidente que lo hacía a propósito, como si quisiera marcar territorio, para que Lihuel viera como él me tocaba, cómo me poseía. Apoyó su cabeza levemente en mi hombro, y ola de incomodidad me recorrió.

-La noche aún no termina- me dijo en un tono seductor, y mi cuerpo se tensó. La mezcla de deseo y tensión era abrumadora; no podía creer que su cercanía lograra afectar mis sentidos de esa manera. ¿Por qué rayos Dalton tenía ese poder sobre mí?

Mientras la conversación fluía entre los gemelos y Jack, la mirada de Lihuel se clavaba en mí, con su preocupación palpable.

-¿Te gusgaría un poco de vino?- preguntó Dalton, interrumpiendo mis pensamientos mientras me ofrecía la copa. Su mirada era intensa, y aunque su tono era suave, había una advertencia implícita.

A lo largo de la cena, la atención de Dalton se centraba en mí, mientras el resto de la mesa seguía hablando sobre temas banales. Cada roce de su piel contra la mía solo hacía que me pusiera aún más tensa.
No podía dejar de pensar en Lihuel, en la promesa de que siempre estaría ahí para mí.
Era una luz en medio de la oscuridad que Dalton había creado a su alrededor.

Narra Jack.

—¿Y cómo anda Tessa? —me preguntó Kendric, y la mención de su nombre me sacudió. La sonrisa en mi rostro se desvaneció momentáneamente.

—Ella está bien... —respondí, intentando mantener la calma, aunque una parte de mí ardía de inquietud.

—Siempre me pregunto cómo una chica como Tessa podría estar con alguien como él —bromeó Ryan, tratando de suavizar la atmósfera tensa.

Los gemelos se rieron, pero la risa de Kendra sonó forzada. No podía evitar notar cómo la mirada de Lihuel se mantenía fija en ella, aunque disimuladamente.

—Tessa es linda, no lo puedo negar —afirmó Kendric, girando la cabeza hacia Dalton—. ¿O no, hermano?

—No lo sé, yo tengo a mi mujer aquí —replicó Dalton, rodeando con su brazo los hombros de Kendra y subrayando la palabra "mi" con una mirada desafiante hacia Lihuel.

La forma en que Dalton se apropiaba de Kendra, como si fuera un trofeo, me generaba una profunda aversión. Era evidente que él estaba celoso de la atención que Lihuel le prestaba, y su intento de marcar territorio no pasaba desapercibido. Quería dejar claro que Kendra era suya, y que no permitiría que nadie se acercara a ella.
Kendra se removió incómoda bajo el brazo de Dalton.
Noté cómo Lihuel intercambiaba miradas rápidas con Kendra. Había un entendimiento tácito entre ellos, una conexión que iba más allá de lo que estaba ocurriendo en la mesa. La preocupación en sus ojos hablaba más que cualquier palabra, y eso me hacía cuestionar si había más entre ellos de lo que querían admitir.

***

Narra Lihuel.

La cena había terminado, Jack, Ryan y yo estábamos en el estacionamiento, a punto de subir al auto, cuando los vi. Kendric y Dalton se acercaban, dirigiéndose a su auto, y él, tenía a Kendra agarrada por la cintura, con su mano apretando su cadera como si quisiera marcar su territorio. Sabía lo que intentaba hacer, montar otra maldita escena para que lo viera, para que viera cómo la poseía, cómo la tenía completamente bajo su control.
Esa imagen me hizo hervir la sangre. La ira subió como una ola imparable, ahogando cualquier pensamiento racional. Antes de darme cuenta, ya estaba caminando hacia ellos, con mis pasos resonando con furia en el asfalto.

Elegida [4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora