Narra Tessa.
El viaje había sido largo, pero lleno de momentos divertidos. Entre risas y algunas paradas en el camino, nos detuvimos para tomar fotos graciosas que rápidamente subimos a Instagram. Era como si estuviéramos viviendo una pequeña aventura antes del evento principal. Cuando finalmente llegamos a la casa de la que tanto habían hablado, quedé boquiabierta.
Era inmensa, incluso más grande que la mansión de los Blackwood, lo cual ya de por sí era impresionante. El enorme patio se extendía sin fin, con arbustos y plantas perfectamente cuidados y un césped de un verde vibrante que daba la sensación de estar en una pintura. La piscina, de aguas cristalinas, parecía una invitación abierta, una tentación difícil de ignorar. A lo lejos, algunos empleados de la familia trabajaban en los preparativos para la fiesta de esa noche. Instalaban luces, parlantes y todo lo necesario para que el evento fuera perfecto.
Los cuatro salimos del auto y, poco después, Silas estacionó detrás de nosotros, acompañado por Thalia y Desmond. Al entrar en la casa, sentí que el exterior no le hacía justicia. Por dentro, la casa era aún más imponente, con muebles de lujo, pero todo tenía un aire impersonal, casi frío. Dos grandes escaleras se desplegaban a cada lado del vestíbulo, llevándonos a las habitaciones del piso superior. A pesar de su belleza, había algo en el ambiente que me hacía sentir pequeña.
Silas rompió el silencio con su voz profunda y tranquila.—Bueno —comenzó, con una sonrisa en los labios—. Esta es nuestra casa de vacaciones, la usamos cuando queremos desconectar de todo. Pero hoy, querida, será diferente. Esta noche tendrás la oportunidad de conocer a toda nuestra familia. Ya eres una Blackwood, y te presentaremos formalmente frente a ellos —hizo una pausa, mirándome directamente—. Tienes el poder —añadió, enfatizando esa última frase de una manera que hizo que algo en mí se encendiera.
Su declaración me golpeó con fuerza. ¿Ya era parte de la familia? ¿Yo, una Blackwood? Las palabras "tienes el poder" resonaron en mi mente, y no pude evitar que una sonrisa se dibujara en mi rostro. Me gustaba cómo sonaba eso. Me acomodé en mi lugar, enderezando la postura, como si aceptara esa nueva realidad. Tenía el poder, y eso me hacía sentir más fuerte.
Asentí ligeramente, sintiendo la mirada de Davian sobre mí. Lo vi dirigir una rápida mirada a su padre, pero no dijo nada.
Thalia rompió el momento de tensión con su tono animado.—La fiesta va a ser algo casual, no te preocupes por la etiqueta —dijo, mirando a sus hijos con una sonrisa divertida—. Además, estos salvajes probablemente terminarán tirándose a la piscina.
Zyran y Levi estallaron en risas, cómplices de la situación.
—Obvio, ma —respondió Zyran, y sus ojos azules brillaron con ese destello de diversión y desafío que siempre lo caracterizaba.
La atmósfera se alivió con sus risas, pero yo seguía sintiendo el peso de las palabras de Silas.
Davian me guió por una de las enormes escaleras, llevándome a una habitación que, supuse, sería la nuestra. El espacio era tan grande y elegante que parecía sacado de una revista, pero mi atención estaba más centrada en él que en el entorno. Ambos comenzamos a desempacar nuestras cosas, aunque no pude evitar notar sus miradas fijas en mí, como si estuviera esperando el momento adecuado para decir algo.—Tessie... —murmuró, casi en un susurro.
—¿Sí, amor? —respondí sin pensar, y en ese mismo instante, el tiempo pareció detenerse. Nos quedamos congelados, mirándonos a los ojos, sorprendidos por la palabra que acababa de salir de mis labios tan naturalmente. Sentí el calor subiendo a mis mejillas mientras él, en cambio, extendía una amplia sonrisa.
—¿Cómo me dijiste? —preguntó mientras me envolvía en sus brazos, su mirada brillando con una mezcla de diversión y ternura.
—Yo... —tartamudeé, sintiéndome nerviosa bajo su intensa mirada.
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Elegida [4]
ParanormalLos gemelos rubios, con aspecto de ángeles. Pero con una maldad que desafía toda creencia. Dicen que el diablo no necesariamente tiene que ser feo, que puede ser tan hermoso que te deslumbra. Ellos no eran el diablo, pero compartían muchas de sus cu...