Los días en el campamento pasaron más lentos después de aquella noche. Aunque ambas fingieron que no había ocurrido nada, era evidente que algo había cambiado entre ellas. Los comentarios mordaces que solían intercambiarse parecían forzados, y los silencios se volvieron incómodos en lugar de relajados. Juliana notó que Valentina la evitaba más de lo habitual, y aunque no lo admitiría, eso le molestaba.
El último día del campamento llegó, y con él, el regreso a casa. Valentina, siempre tan organizada, ya tenía sus maletas listas cuando Juliana aún no había empacado ni la mitad de sus cosas.
—"Si no te das prisa, te dejarán aquí, Juls." —dijo Valentina, intentando sonar como siempre, pero su tono no tenía la chispa usual.
—"No me molestaría quedarme un poco más, lejos de ti." —respondió Juliana con una media sonrisa, esperando que eso relajara la tensión. Sin embargo, Valentina solo le devolvió una mirada rápida y siguió cerrando su maleta.
El autobús de regreso era un reflejo de los últimos días: Valentina se sentó junto a una de sus compañeras, y Juliana terminó en la fila detrás de ella. Durante todo el trayecto, Valentina habló animadamente con los demás, pero evitaba cruzar miradas con Juliana, lo cual solo lograba que Juliana se sintiera cada vez más irritada.
Cuando llegaron a la Ciudad de México, El primero en recibirlas fue León Carvajal, quien siempre tenía una sonrisa enorme para ambas. Abrazó a Valentina como si no la hubiera visto en años y luego se giró hacia Juliana, extendiendo los brazos.
—"¡Juli! ¿Cómo te fue en el campamento? ¡Pareces más alta!" —bromeó, dándole un apretado abrazo que ella aceptó sin muchas ganas.
—"Todo bien, don León. Igual que siempre." —respondió Juliana, aunque su mente estaba en otra parte.
Valentina subió al auto primero, sin decir palabra, mientras León seguía haciendo preguntas sobre el campamento. Juliana, sintiendo la tensión que había entre ellas, decidió no hablar en ese momento. Aunque estaba cansada de la actitud de Valentina, sabía que confrontarla delante de León no era lo correcto. Guardó silencio y se subió al coche junto a ellas.
El camino de regreso fue un desfile de respuestas cortas y miradas evasivas por parte de Valentina, mientras León hablaba sobre lo hecho en ausencia y hacía planes para la próxima reunión de sus familias. Juliana miraba por la ventana, sintiendo cómo el aire pesado del auto la asfixiaba.
Al llegar a la casa de Juliana, León bajó del auto para despedirse.
—"Nos vemos pronto, Juli. Dile a tu papá que lo espero para la partida de golf la próxima semana." —dijo León, dándole una palmada en la espalda antes de dirigirse al asiento del conductor.
Juliana asintió, dedicándole una sonrisa rápida. Sin embargo, justo antes de cerrar la puerta del auto, miró hacia Valentina, quien mantenía la vista fija en su teléfono, fingiendo no notar su mirada.
Con una mezcla de frustración e incertidumbre, Juliana decidió que esa conversación tendría que suceder, pero no ahora, no frente a su familia. "Ya habrá tiempo," pensó mientras subía las escaleras de su casa.
Esa noche, al estar sola en su habitación, Juliana no podía dejar de pensar en Valentina. Las preguntas la consumían: ¿Por qué estaba tan distante? ¿De verdad era por lo que había pasado aquella noche, o había algo más? Sabía que no podía seguir evitándolo, pero también que debía ser cautelosa. Después de todo, Valentina no era la única que parecía confundida por lo que había ocurrido.
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ando muy activa últimamente, sobre todo con juliantina, sin embargo creo que pronto actualizare sobre wenclair. Espero les guste!!
