Capítulo V: Cambiarás de imagen para camuflarte (parte 2)

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         Dedicado a: liart234

Segunda parte del capítulo anterior ¡Espero que lo disfrutéis mucho!

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El trío apareció en una esquina que daba a la carretera principal de un polígono de tiendas de ropa.
Alastor: Está en esta calle, no caminaremos mucho... ¿Sucede algo, querida?

Sofiel le sujetaba fuertemente de la chaqueta, con los ojos puestos en todos lados y temblando. La multitud de demonios paseando, el ambiente tan hostil, todo le recordaba a su primer día de caída. Cerró los ojos con fuerza queriendo borrar los recuerdos de los tres diablillos, pero la sangre dorada empezaba a quemarla. Solo encontró consuelo estando al lado de quien acabó con ellos el primer día, en alguien que siempre será más fuerte que ella.
Sofiel: ¿Puedo... sujetarme a ti?

Alastor ofreció educamente su brazo y ella lo agarró con una fuerza desesperada. Su reacción sorprendió tanto a Charlie como al locutor pero no preguntaron nada.
Había varias tiendas para elegir pero el demonio más alto no se detuvo en ninguna, tenía muy claro su destino.
Charlie: ¿A dónde vamos?

Alastor(tono alegre): Es una sorpresa~

Sofiel(muy nerviosa): ¿Falta mucho?

Alastor: No demasiado. De hecho ¡Ya hemos llegado!

La pecadora abrió los ojos al verla y se rehusó a entrar pero el mayor ya le había abierto la puerta e indicado con la cabeza que ingresara. La demonio obedeció temerosa y entró dentro, Charlie les siguió detrás. Todo estaba igual de destrozado que como lo había dejado.
Dependienta: ¿¡Otra vez tú, perra idiota!? ¡¡Es que no te ha quedado claro que...!!

Escuchó a alguien carraspear. Al levantar la vista deseó que la tierra se la tragara.
Alastor: ¿Hay algún problema, querida?

Dependienta: ¿Que? ¡No no, nada! ¡Disculpad mis malos modales! ¡He sido muy tonta!

Alastor: Sin lugar a dudas, no hay nada más vulgar para una dama que insultar a otra, y más aún si es mi protegida. Muy molesto. Ahora, ¿₦Ø₴  ₱ɆⱤM̷ł₮Ɇ  ₱₳₴₳Ɽ?

Su voz sonaba tan grave y su sonrisa era tan afilada y macabra que dudó de si llegaría a alcanzarle tiempo para hacer testamento.
Dependienta: ¡Sí sí! ¡Mil disculpas! Adelante. Si necesitan ayuda avísenme sin problemas, ¿Si?

Su cambio de actitud sorprendió a la joven. Donde antes la habían tratado como basura con solo la presencia de la persona que acababa de conocer ahora le abrían las puertas. No sabía si estar agradecida o aterrorizada.
Alastor: ¡Ya oíste, querida! Escoge lo que más te guste.

Sofiel: Gracias...

Es bien sabido que Alastor es capaz de crear ropa con sus poderes mágicos, sin embargo prefirió gastar un poco de su dinero para ver la cara de la dependienta al saber que la demonio a la que había tratado tan descortésmente en el pasado estaba resguardada por él. Disfruto bastante su reacción, porque sí... lo había visto todo, y no le gustaba la gente maleducada que trataba mal a una persona con buenos modales.

Volvió a mirar a la recién llegada que ojeaba las prendas. Miró con disgusto la clase de ropa que vendían: ropas excesivamente coloridas con aparentes intenciones de parecer un collage de imágenes disparatadas o galimatías chillonas. Para nada de su gusto.
Alastor(limpiándose el hombro que rozó con una camiseta): Nunca logré entender el encanto del dadaísmo.

La caída del ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora