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Los días en el Infierno pasaban lentos y silenciosos para Alastor

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Los días en el Infierno pasaban lentos y silenciosos para Alastor. A pesar de la inmensidad de los salones y las criaturas que habitaban el lugar, él se sentía pequeño, como un intruso en una tierra que no le pertenecía. Sus ojos dorados a menudo seguían las sombras que danzaban en las paredes de piedra, pero nunca se sentía completamente cómodo.

Sin embargo, había algo que empezaba a inquietarlo más que la misma atmósfera del Infierno: Lucifer. Al principio, el Señor del Inframundo mantenía una distancia fría y calculadora, como si no fuera más que otro visitante temporal. Pero últimamente, Alastor había notado algo extraño. Sentía los ojos de Lucifer sobre él en los momentos más inesperados, como si el Diablo estuviera observando cada uno de sus movimientos con una curiosidad que no lograba entender.

Una noche, después de una larga conversación con Lilith, Alastor se dirigió a su habitación, agotado. El cansancio de cargar su secreto estaba comenzando a afectarle más de lo que podía admitir. Se había vuelto más cuidadoso, usando túnicas más sueltas, asegurándose de no dejar rastro alguno de lo que llevaba dentro. Pero cada vez era más difícil.

Cuando llegó a su habitación y cerró la puerta, respiró profundamente. Sentía el peso de las horas sobre él.

Con pasos lentos, caminó hacia el espejo. Este se había convertido en su único confidente, el único lugar donde podía enfrentarse a la verdad sin miedo de ser descubierto.

Se levantó la túnica una vez más. El bulto en su vientre era innegable. Ahora, no solo se trataba de una ligera curva; su embarazo era evidente. Alastor tragó saliva, apoyando ambas manos sobre su abdomen.

—¿Cómo voy a ocultar esto...? —murmuró, casi para sí mismo.

La habitación estaba en completo silencio. El único sonido era el latido acelerado de su corazón, y por un momento, todo parecía estar bajo control. Pero justo cuando iba a apartarse del espejo, una voz profunda y grave resonó en la penumbra.

—¿Qué es lo que intentas ocultar?

Alastor dio un salto, soltando un grito ahogado mientras bajaba rápidamente la túnica. Giró sobre sus talones, con el corazón desbocado, y allí estaba Lucifer, apoyado casualmente contra el marco de la puerta. Sus ojos rojos brillaban con una mezcla de curiosidad y algo más, algo que Alastor no podía descifrar.

—¡Yo...! No... No estaba ocultando nada. —respondió el doncel con la voz temblorosa, dando un paso atrás.

Lucifer avanzó con pasos lentos, pero cada uno de ellos resonaba como un golpe en el pecho de Alastor. El Señor del Infierno no apartaba la mirada, y aunque su expresión no mostraba enojo, había algo profundamente intimidante en su calma. Era como si pudiera leer cada rincón de su alma, desentrañar sus más oscuros secretos con solo mirarlo.

—No tienes por qué mentirme, Alastor. —dijo Lucifer en un tono suave, pero con un filo de advertencia en su voz—. Sabes que no me gusta cuando intentan ocultarme algo.

⋅˚₊‧ ❝ 𝗕𝗜𝗘𝗡𝗩𝗘𝗡𝗜𝗗𝗢 𝗔𝗡𝗚𝗘𝗟𝗜𝗧𝗢 ❞ ┃AppleRadio ‧₊˚ ⋅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora