-6-

212 37 0
                                    

Alastor sintió un nudo formarse en su garganta mientras se sentaba en la cama, cubriéndose ligeramente con la túnica desarreglada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Alastor sintió un nudo formarse en su garganta mientras se sentaba en la cama, cubriéndose ligeramente con la túnica desarreglada. La mirada intensa de Lucifer no le daba tregua, y aunque su cuerpo todavía temblaba por el desmayo, supo en ese momento que no había forma de evitar la verdad. El diablo lo había estado observando durante semanas, y ahora, su secreto no podía esconderse más. Sus manos aún se aferraban a su vientre, como si pudiera proteger lo que llevaba dentro, pero sabía que Lucifer merecía una explicación.

—Debes odiarme... —susurró, su voz quebrada por el miedo y la culpa que lo consumían—. Después de todo, ¿cómo podría alguien como yo estar en este lugar... contigo... ocultando algo tan... impuro?

Lucifer no respondió de inmediato. Su silencio, más que acusador, parecía invitar a la confesión. El diablo se cruzó de brazos, apoyándose en la pared mientras mantenía sus ojos rojos fijos en el doncel. Era imposible saber lo que estaba pensando, y eso hacía que el corazón de Alastor latiera aún más rápido.

Tomó una respiración profunda, tratando de calmarse. No podía seguir ocultando la verdad. No a él.

—Hace mucho tiempo... —comenzó, su mirada perdida en algún punto más allá de la habitación—. Fui enviado a la Tierra por una misión. Mi deber era vigilar la humanidad, guiarlos, asegurarnos de que mantuvieran su fe... Pero mientras estaba allí, lo conocí. A Adán.

Lucifer frunció el ceño, aunque no dijo nada. El nombre de Adán resonaba con fuerza en sus oídos, una figura que conocía demasiado bien. El primer hombre, el preferido de los cielos, alguien que había sido su rival desde el comienzo de la creación.

—Al principio... todo era inocente. Era el guardián de Adán, uno de los tantos ángeles que vigilaban a la humanidad. Pero... —Alastor hizo una pausa, apretando las sábanas entre sus dedos—. Empecé a sentir algo más por él. Era hermoso, perfecto en su naturaleza. Sus ojos... su sonrisa... todo en él me atrapó, y antes de que pudiera darme cuenta, me había enamorado. Sabía que no debía sentir algo así. Era un pecado, una traición al cielo, pero no pude evitarlo.

Lucifer permanecía impasible, aunque algo en su expresión había cambiado. La confesión de Alastor parecía abrir una herida que no sabía que tenía. El nombre de Adán, y el hecho de que alguien tan cercano a los cielos se hubiera enamorado de él, lo incomodaba de una manera que no estaba dispuesto a admitir. Sin embargo, no interrumpió, permitiendo que Alastor continuara.

—Nos vimos en secreto durante meses... No podíamos estar juntos abiertamente, pero Adán me hacía sentir... amado. Por primera vez en mi vida eterna, sentí lo que era ser visto, ser deseado. Y me entregué a él, sabiendo que estaba mal, sabiendo que no había futuro para nosotros. —Las lágrimas comenzaron a acumularse en los ojos de Alastor, pero las contuvo—. Pero lo hice, Lucifer... Pequé. —Hubo un breve silencio en la habitación, roto solo por la respiración entrecortada del doncel. —Y cuando lo hice... todo cambió. —Alastor dejó caer su mirada hacia su vientre—. Lo supe casi de inmediato. Algo dentro de mí comenzó a crecer, algo que no debería haber existido. Los cielos, en su ira, no tardaron en descubrir lo que había hecho.

⋅˚₊‧ ❝ 𝗕𝗜𝗘𝗡𝗩𝗘𝗡𝗜𝗗𝗢 𝗔𝗡𝗚𝗘𝗟𝗜𝗧𝗢 ❞ ┃AppleRadio ‧₊˚ ⋅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora