Capitulo 18, Parte 1

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Nota de la autora: 

Volviiiiiiii~

Es muy probable que mi nueva novela original sea subida aquí en esta cuenta, esperaba separar en dos cuentas y dejar esta solo para fanfic, pero luego me dije a mi misma: ¡No debería avergonzarme de escribir puercadas! 

Así que probablemente para el lunes siguiente comience a publicar aquí, denle cariño igual por favor, son mis personajes originales, y los hice con cariño~

Sin nada más, ¡a leer!

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CAPITULO DIECIOCHO, Parte 1

Silencio.

Un silencio tan intensó, que fácilmente podría haber resonado en el corazón de todos los involucrados.

A tan altas horas de la madrugada, en la casi vacía posada que los hermanos Lan habían reclamado como su hogar durante esa noche, repentinamente solo se podían escuchar los balbuceos del mayor de los Gemelos Jade.

Lan Xichen abrió y cerró la boca, las palabras atoradas en su garganta mientras su mente trataba de procesar lo que sus oídos habían escuchado.

"Tú no eres un inmortal".

Repentinamente y de forma casi aterradora, las palabras de su madre resonando en su cabeza de forma continua, una y otra vez.

Seguramente eso no podía ser real, y así lo dijo.

O lo intento:

—No... —Lan Xichen negó con la cabeza—. Mamá... claro que lo es —balbuceó, su corazón se aceleró mientras su mirada se clavaba en el que, tal vez, había estado mintiendo desde el inicio—. ¿Verdad?

¿Verdad?

Su corazón rogaba, al tiempo en que sus ojos centellaban con infinidad de emociones, enmarañadas con tal intensidad que hacía imposible comenzar a entender si quiera un poco de lo que Lan Xichen estaba sintiendo en esos momentos.

Madame Lan observó con detenimiento, sus ojos yendo y viniendo entre los dos hombres parados frente a ella, su corazón llamando a su hijo ante la evidente angustia a la que sus propias palabras lo habían llevado.

Casi pareciera como si su mundo completo estuviese derrumbándose bajo sus pies.

Ella miró a su amigo, y trató de entender, porque seguramente su compañero, quien la había acompañado durante años en su libertad, no podría haber mentido tanto sin una buena explicación, y su alma rogó, sus plegarías alzándose hacia los cielos, porque hubiera una lo suficiente como para devolver la estabilidad a sus dos hijos.

—¿Qué eres, entonces? —preguntó, su voz calmada en una completa oposición a lo que en su interior se gestaba, pero Yu Xuan permaneció en silencio, rígido, las palabras simplemente no llegaban a su mente, incluso mientras sentía que todo a su alrededor se cerraba frente a él, aprisionándolo.

Porque podía sentir todo, escuchar todo, y su corazón lloraba por la familia que había encontrado para él.

Él prácticamente podía saber como el corazón de Lan Xichen se rompía con cada segundo de incertidumbre; podía escuchar los pensamientos desordenados de Lan Wangji y la desesperación apoderarse de Madame Lan.

Porque la desesperación había hecho un hogar en el cuerpo de la mujer desde que el menor de sus hijos había contado una historia casi imposible, y la falta de respuestas ciertamente no ayudaba, Yu Xuan lo sabía perfectamente.

Ella no creía, en lo profundo de su corazón, que Yu Xuan pudiese haber actuado para lastimar a sus hijos, pero necesitaba estar segura.

La inseguridad simplemente no podría abandonarla hasta tener todas las respuestas a las irregularidades del mundo, las cuales habían comenzado a presentarse en su vida desde que la libertad había golpeado su puerta de mano de uno de sus hijos.

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