VC: Capítulo seis

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Una Lucy de mal humor caminaba con un Sting de unos 9 años, en brazos, durmiendo.

¿Cómo fue que llegamos a esto?

Oh si, ya me acuerdo, mientras los rubios iban caminando se encontraron con una extraña planta, la cual según Sting, tenía un aspecto delicioso, por ende, se la comió.

Esa planta, era una planta mágica, y mandó a Sting en el tiempo, retrocediéndolo a un niño de 9 años, pero con la mente del de 19.

Lucy, obligada a cuidar del niño, se dirigió a la ciudad más cercana, donde se quedarían hasta que pasaran los efectos de la planta, que duraban 7 horas.

- Mocoso inútil, despierto - dijo Lucy, sacudiendo y pellizcando las mejillas de Sting, él abrió sus hechizantes ojos azules, los cuales estaban un poco rojos por el sueño - ya estamos en la posada.

Y era cierto, ya estaban en la posada, pero Lucy había despertado a Sting para que bajaran a cenar.

- ¿Qué pasa rubia? - preguntó adormilado, a Lucy, a la cual sin darse cuenta le salieron estrellas en los ojos, aquella era una voz dulce e infantil, demasiada dulzura para ese maldito rubio...

- N-nada, s-solo pensé que tenías hambre y te desperté para que bajáramos al restaurante de la esquina - contestó Lucy, con un pequeño sonrojo.

Sting sin decir nada y extraño por el comportamiento de Lucy se incorporó de la cama y fue directamente hacia la puerta, siendo seguida por Lucy.

Segundos antes de abrir la puerta Lucy, agarró el hombro de Sting, haciendo que este último frenara el paso y la mirara extrañado.

- ¿Qué pasa? - no recibió respuesta, pero si se quedó sorprendido cuando Lucy le tendió la mano.

- T-tómala, afuera hay mucha gente y te puedes perder - le dijo.

Sting, con una sonrisa le tomó la mano. Lucy sintió una pequeña vibración, una corriente cálida, y sorprendentemente agradable.

Así ambos se fueron al restaurante, donde se divirtieron haciendo bromas el uno a otro, desde lejos se podía notar un ambiente madre e hijo pero al acercarse más, cualquier persona podía notar que ese no era el único sentimiento en el aire, simplemente había algo más.

Ambos se dirigieron al parque que había cerca, donde se quedaron dormidos viendo la hermosa luna que reflejaba en el rostro de ambos.

Sting fue el primero en despertar al sentir un peso en su pecho, alzó levemente la cabeza y se encontró con la rubia casi encima de él, tenía una pierna entre las de Sting mientras que usaba el pecho de este como almohada.

Sting hipnotizado por la belleza y tranquilidad que reflejaba la rubia, inconscientemente llevo su mano a la mejilla de la chica, acariciando con las yemas de los dedos cada rasgo de aquel perfecto rostro.

Sus ojos, su nariz, sus cachetes, su boca, era simplemente maravilloso a la vista de Sting, y era algo que el sin darse cuenta estaba empezando a desear poseer.

- ¡BOM! - una explosión lo sacó de su breve trance y despertó a Lucy de golpe, que al darse cuenta de su posición, se sonrojó fuertemente y volteó hacia otro lado, fingiendo estar con el orgullo herido, pero en realidad no era eso, era que estaba nerviosa y su corazón latía desmesuradamente.


¡Maldito Rubio!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora