Unos días fríos y malos.

3 0 0
                                    

Al día siguiente hacia bastante frío.

Anastasia llevó una chaqueta fuerte y se dirigió a la clase de matemáticas.

Anastasia entró en la clase y allí estaba Jack con un gorro azul puesto.

-Buenos días.-dijo Anastasia.

-Buenos fríos días.-dijo Jack.

-La verdad es que hoy hace más frío que ayer.-dijo Anastasia.

-Porque se va acercando el invierno.-dijo Jack-. Lo bueno del invierno es que los días son más cortos y las noches más largas.

-Eso es cierto.-dijo Anastasia.

Las tres primeras horas fueron súper largas.

Mientras que las tres últimas horas no fueron tan malas.

Ahora estaban a última hora, tenían lengua.

Justo empezó a llover bastante.

-Menuda tormenta.-dijo Anastasia mirando la ventana.

Jack miró la ventana y vio que llovía un montón.

-Bueno tú vas en coche y no te vas a mojar, yo tengo que ir andando.-dijo Jack.

-Te podemos llevar a casa, nos queda un sitio libre.-dijo Anastasia.

-Da igual, iré andando.-dijo Jack.

Sonó el timbre y todos empezaron a recoger.

Después de eso Anastasia se metió en su coche con sus hermanos y vio como Jack se alejaba mientras caía una buena.

Al día siguiente Anastasia llegó a clase y se dirigió a Jack.

Jack tenía la nariz roja.

-¿Estás resfriado?-preguntó Anastasia.

-Sí.-dijo Jack mientras se sonaba la nariz.

Después de un rato Jack se empezó a rascarse el ojo derecho.

-Tienes el ojo un poco rojo.-dijo Anastasia.

-Es de rascármelo.-dijo Jack.

Durante la primera clase Jack no dejaba de rascarse el ojo.

Ya a la segunda hora no se lo rascó.

A Jack le dolía un poco la cabeza del resfriado, pero nadie lo notó.

Durante las demás clases Jack seguía teniendo el gorro puesto.

En el recreo Jack fue a enfermería donde le echaron unas gotas en el ojo derecho y le dieron una pastilla para el dolor de cabeza.

Después de eso se comió su bocata y fue a la clase de anatomía.

Jack se sintió mucho mejor, ya no le dolía la cabeza.

Pero lo pasó mal en educación física donde seguían con atletismo y Jack tenía la nariz taponada y tenía que respirar por la boca.

Jack intentó hacer todo lo posible para que su resfriado no le afectara en la clase de educación física. Respirar por la boca era incómodo y le costaba mucho mantener el ritmo de la carrera, pero no quería quedarse atrás respecto a sus compañeros.

Anastasia, que corría junto a él, notó su dificultad para respirar y se preocupó.

-¿Estás bien, Jack? -le preguntó-. ¿No te cuesta mucho respirar?

Jack asintió y jadeó.

-Sí, la verdad es que sí -respondió-. Pero no te preocupes, puedo seguir.

Anastasia no estaba convencida.

Una sonrisa en la oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora