7. Un sueño demasiado realista.

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CAPITULO SIETE
UN SUEÑO DEMASIADO REALISTA

—Babe... Babe, despierta... Babe, por favor, despierta.

Una pequeña voz lo llamó. Alguien lo movía con insistencia.

La voz se volvió más urgente, era la voz de un niño pequeño.

—¡Babe!

Un niño pequeño...

En el complejo ya no había niños, y mucho menos en su habitación ¿Que hacía un niño ahi? ¿Que hacía un niño llamándolo con tanta insistencia y desesperación entre susurros?

—¡Babe...!

El nombrado abrió los ojos y alcanzó a ver una mota de cabello blanco, frunció el ceño y abrió los ojos por completo. El lugar estaba oscuro, oliendo a varios aromas fuertes y asquerosos que le hicieron hacer una mueca.

El niño volvió a hablar.

—Babe... Hay unos hombres de traje cerca de aqui. Tienen armas.

Aquella palabras hicieron que Babe se despertara por completo, llevando su mirada al niño que con tanta urgencia lo llamaba.

Se quedó paralizado, y confundido, muy confundido.

—¿Paper?

Preguntó algo perturbado. Su pequeño primo hermano le devolvió la mirada y él no supo que hacer. Paper ya tenía dieciocho años y el niño que tenía adelante era el pequeño Paper de cuatro años que era antes de llegar al complejo.

Aun con el ceño fruncido, miró a su alrededor mientras sentía la mano del pequeño Paper tratando de levantarlo del que se dió cuenta eran un monton de cajas apiladas en el frio piso de un callejón oscuro.

Su respiración se aceleró.

Aquello era tan familiar.

Algo estaba mal, muy mal.

Y logro saber que era cuando pudo ver su propio reflejo en un espejo roto que estaba en el suelo cerca de la basura. Estaba más joven, sus músculos se habían ido reemplazandolos por brazos y piernas delgadas, su cara estaba más redonda.

En shock se dio cuenta que tenía quince años, de nuevo.

Pero eso no podía ser así, él tenía veintisiete años y ya no vivía en las calles, desde que llego al complejo nunca volvió a vivir en la calle. Además, Paper ya no era un cachorro tan pequeño.

Esto no podía estar pasando.

Esto era falso, no podía ser cierto.

—¡Babe!

La voz de Paper llamó de nuevo su atención. El rostro pálido y lleno de terror que tenía al observar detrás de él hizo que mirara hacia atrás. Cuatro hombres con trajes negros cortaban el paso de la salida del callejón, dejándolos atrapados en el lugar.

Babe se dió cuenta de algunas cosas.

No parecían amigables.

No tenían insignias de la familia.

Ni siquiera eran algunos que él pudiera reconocer.

Esos hombres no eran sus hombres, no eran guardaespaldas de su familia.

Estaban atrapados.

Eran hombres de Tony.

Y cuando quiso correr hacia Paper para alejarlo de ahí ya era demasiado tarde, uno de los hombres lo había tomado por los brazos, llevándolos hacia atrás y a Paper otro hombre lo cargó mientras éste pataleaba y trataba de gritar, aunque la mano del hombre en su boca se lo impedía.

LOS HEREDEROS THEERAPANYAKUN, charliebabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora