rumbo ala isla gyiojing

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Zoro tragó saliva, sintiendo cómo la tensión crecía a su alrededor. Frente a él estaban Kuina y Tashigi, ambas con miradas llenas de desprecio. Sabía que su turno para enfrentar las consecuencias de sus acciones había llegado, y no tenía escapatoria.

Kuina, sin perder tiempo, lo miró fijamente y le dijo con frialdad:

-Hazlo de una vez, basura. No tenemos tiempo para gente como tú.

Zoro, incapaz de sostener su mirada, bajó la cabeza. Sentía el peso del desprecio de Tashigi, quien lo miraba con asco.

Zoro intentó defenderse, aunque sabía que sus palabras eran débiles.

-Esa vez... no tuve opción. Era él o toda mi isla...

Kuina, visiblemente enojada, lo interrumpió con dureza:

-Esa vez, estabas mintiendo. ¡Todo fue una farsa! Nunca hubo ninguna llamada de Boster. La Marina estaba ocupada con la ejecución de Ace.

Zoro, sorprendido, levantó la mirada, sus ojos llenos de confusión.

-¿Un engaño...? -preguntó, incrédulo.

perona, con una sonrisa amarga, asintió.

-Sí, un engaño. Engañaron a todos. La Marina vio la oportunidad perfecta y quebraron al hombre que alguna vez fue el capitan más fuerte y dulce que conocí. .

Zoro sintió un nudo en el estómago. Saber que todo lo que había hecho, todo lo que había sacrificado, fue en vano, lo destrozaba por dentro. El peso de su traición y de las mentiras se sentía insoportable. No podía mirar a Kuina ni a Tashigi sin sentir que había perdido todo lo que alguna vez lo definió como espadachín.

Zoro sentía cómo su mundo se desmoronaba, cada palabra resonando en su mente como un golpe. Incapaz de soportar más, se retiró en silencio, sin decir nada. Sin embargo, Kuina, Tashigi, y peronalo miraron con desprecio.

-¿Se fue ya? -preguntó Kuina, furiosa, con los puños apretados-. Quería darle una paliza.

Las tres mujeres se retiraron, al igual que Luffy, quien se alejaba con una mezcla de indiferencia y odio hacia lo que había quedado de su antigua tripulación. Nami, apenas recuperándose de los golpes, intentaba levantarse.

Nami apretó los puños con fuerza, incapaz de procesar lo que estaba sucediendo frente a sus ojos. Su mirada se llenó de confusión y dolor mientras veía a su madre, Bellemere, actuar de una manera que jamás hubiera imaginado.

-Mami, ¿quién es ella? -preguntó Menma, inocente, señalando a Nami.

Bellemere suspiró suavemente y lo abrazó con ternura, levantándolo sobre sus hombros.

-Ella podría decirse que es... tu hermana -dijo Bellemere con una voz apagada.

Menma frunció el ceño en confusión.

-Mami, yo no tengo más hermanas. Solo tengo a Anika.

Bellemere sonrió, conmovida por la inocencia de su hijo, y lo sostuvo con más fuerza, como si quisiera protegerlo del dolor de esa verdad que aún no estaba listo para comprender.

-Te lo diré cuando seas grande, mi amor -susurró mientras le acariciaba el cabello.

Nami, desesperada, dio un paso hacia adelante, extendiendo una mano hacia Bellemere.

-¡Madre, espera! -exclamó con la voz rota-. ¡Por favor, escúchame!

Bellemere se giró brevemente, su expresión dura y fría, llena de desdén.

-No me llames "madre", Nami -dijo con severidad-. Ya no eres mi hija.

Esas palabras cayeron como un golpe devastador en el corazón de Nami. Bellemere, sin mirar atrás, se marchó con su hijo en brazos, dejándola ahí, sola, con lágrimas silenciosas en los ojos.

one piece : alinza en la oscuridad segunda temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora