one piece : alinza en la oscuridad segunda temporada

el regreso de una reina y una gran celebracion

Toda la isla gyojin estalló en gritos de felicidad y orgullo al oír el nombre de la siguiente reina. Después de que Shirahoshi se retirara con su hija, el pueblo gyojin no dejó de vitorear el nombre de la pequeña princesa Sara, cuyo nacimiento simbolizaba el fin de la larga y sangrienta rivalidad entre gyojin y humanos. El ambiente se llenaba de alegría, y el pueblo gritaba en honor tanto a la princesa Sara como a Shirahoshi, agradeciéndole por su valentía y a Luffy por haber ayudado a traer la paz.

Shirahoshi, ruborizada por los elogios, abrió los ojos, sintiendo la calidez de su pueblo. Neptuno, orgulloso pero también reflexivo, observaba la situación, consciente de la responsabilidad que ahora recaía sobre él.

—Ah, bien, ¿y ahora qué haré con ustedes? —dijo Neptuno, volviendo su mirada hacia los gyojin que habían seguido a Hody Jones. Temblorosos, los antiguos seguidores de Jones se arrodillaron ante el rey.

—Le pedimos su perdón, Rey Neptuno —imploraron, temiendo por sus vidas.

El rey Neptuno los miró con una mezcla de compasión y severidad. En ese momento, una suave brisa acarició su rostro, y vio que Luffy, aunque débil, se había levantado y caminaba lentamente hacia ellos.

—Rey Neptuno, no los culpe —dijo Luffy—. Sólo seguían a Jones por miedo.

Los gyojin, sorprendidos, alzaron la vista hacia Luffy. Uno de ellos habló:

—Sí, lo que él dice es cierto, Su Majestad.

Neptuno suspiró profundamente, evaluando la situación antes de dar su veredicto.

—Mi decisión para ustedes es la siguiente —comenzó el rey—. Vivirán fuera del distrito gyojin y tendrán trabajos dignos. Ya no estarán confinados ni excluidos.

Los gyojin abrieron sus ojos, incrédulos por las palabras de Neptuno.

—¿En serio? —preguntó uno de ellos, incapaz de creer lo que oía—. Rey Neptuno, la mayoría de nosotros aquí somos criminales. ¿Cómo podríamos vivir en la sociedad?

Luffy, riendo, llamó la atención de todos.

—Nadie es completamente malo en su interior. Algunos de ustedes han tenido sueños que no pudieron seguir, ¿cierto? —dijo Luffy con su característico optimismo—. Todos merecen una segunda oportunidad.

Algunos gyojin alzaron tímidamente la mano, confesando que, en algún momento, habían tenido sueños y aspiraciones antes de caer en la oscuridad. Otros asintieron, emocionados por la posibilidad de redimirse.

Luffy, con una gran sonrisa, agregó:

—Como dije, no es tarde para cambiar.

Luffy rio, pero no era su risa habitual, sino una extraña, como si alguien más hubiera tomado prestado su cuerpo. Los guardianes lo notaron de inmediato, al igual que la familia real, quienes miraron a los Den Den Mushi y se dieron cuenta de que no era Luffy quien hablaba, sino Otohime, la difunta reina.

—¿Mamá? —preguntó Shirahoshi con asombro, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

Luffy, aún con esa risa ajena, chasqueó los dedos, y poco a poco, la figura de Otohime volvió a la vida frente a todos. Los ojos de los presentes se abrieron de par en par.

—Luffy, me debes una —dijo Otohime con suavidad.

—No fue nada, reina mía —respondió Luffy, con una leve sonrisa.

La familia real, conmocionada y llena de alegría, corrió a abrazar a Otohime. Neptuno, con los ojos llenos de lágrimas, levantó a su esposa y la hizo girar en el aire de pura felicidad.