Gakushuu ha tomado muchas decisiones erróneas en su vida que lo trajeron a este momento.
Elegir asistir a la universidad en la Alma Mater de sus padres fue una, apresurarse para escribir su tesis borracho fue otra.
Ahora está atrapado en el año 19...
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—Entonces, ¿ya volvieron a la normalidad o algo así? —pregunta Mark.
—Sí —responde Gakushuu—. Casi siempre.
"Gracias a Dios", dice John. "Extraño tu comida".
"¡Oye!" dice Gakuhou desde la cocina, ofendido.
"Lo siento, pero no cocinaré nada durante un tiempo", dice Gakushuu, levantando su muñeca. Ahora está enyesada.
—Sí, pero Gakuhou cocina mejor cuando estás aquí. Debe ser por el apoyo emocional o algo así —dice Mark—. Cuando ustedes dos peleaban, él cocinaba comida triste. Se podía sentir el sabor de la tristeza en la comida.
Gakushuu se ríe entre dientes. "Nos aseguraremos de tener menos peleas este año". Je, este año. Solo espera a que nazca.
Se deja caer por la oficina del profesor unas cuantas veces más esa semana, deslumbrándolo con su dispositivo y sus auriculares inalámbricos, y también haciéndolo reír con su estúpida tesis con crayones.
Gakushuu promete vehementemente escribirla a máquina antes de entregarla en 2022. El profesor le deja reservar los laboratorios, y es conveniente porque Gakushuu no tiene un horario que entre en conflicto con los momentos de tiempo libre en los que el laboratorio queda vacío, pero eso significa que trabaja en horarios extraños y termina volviendo al apartamento en horarios extraños, es decir, a las 11 de la noche.
Gakuhou está sentado en la sala de estar y escribe, pero levanta la vista cuando llega Gakushuu. "¿Tu profesor te hizo trabajar hasta tarde otra vez?"
"Las cosas que hacemos para mejorar nuestras calificaciones", dice Gakushuu.
—Vaya —dice Gakuhou—. Te preparé la cena, pero se enfrió.
—Debería haberte avisado que volvería tarde —dice Gakushuu, aunque no había manera. Había un espacio libre para las 9 p. m. debido a una cita cancelada y Gakushuu aprovechó la oportunidad, y hasta donde él sabía, los mensajes de texto aún no se habían inventado. ¿O sí? Bueno, el teléfono de Gakuhou no parecía poder enviar mensajes de texto de todos modos.
—Está bien —dice Gakuhou.
Gakushuu acerca una silla a su lado. "¿En qué estás trabajando?"
"Un ensayo sobre si debería haber sistemas de clasificación en la educación", dice Gakuhou.
"¿Debería haberlo?", pregunta Gakushuu.
"Sí", dice Gakuhou. "Se puede argumentar que los sistemas de clasificación fomentan el elitismo y una competencia agresiva que genera un estrés innecesario, pero cuando se aplican correctamente pueden promover una competencia sana que hace más bien que mal".
—Bien —dice Gakushuu.
"¿Cómo está la pierna?"
"Estás mejorando", dice Gakushuu. "En poco tiempo te patearé el trasero en el ring".
"No contaría con ello", dice Gakuhou. "He estado entrenando".
—Claro —responde Gakushuu, apoyando la mejilla en la mano.
—He estado... —Gakuhou duda—, pensando en lo que has dicho. Sobre mi huida.
Gakushuu se mueve nerviosamente, incómodo. "Lo siento, dije eso porque..."
—Competencia sana, ¿no? —interrumpe Gakuhou—. Lo sé, querías dejar en claro tu punto de vista. Soy un poco firme en mis creencias, pero no es eso a lo que me refiero.
Gakushuu frunce el ceño. "¿Qué quieres decir?" Su mente está enloquecida con las posibilidades. ¿Gakuhou cambió de opinión acerca de no regresar a Japón? ¿Está considerando cambiar de carrera? ¿Abandonar la escuela? No, eso fue huir.
—Yo —duda Gakuhou, mirando hacia otro lado, con una mancha roja en sus mejillas.
—Puedes decírmelo —dice Gakushuu suavemente.
—No voy a huir esta vez —dice Gakuhou—, así que espero que tú tampoco lo hagas.
Gakushuu abre la boca para decir algo, y Gakuhou se inclina sobre la mesa y lo besa.
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