—Dios... —Levi persiguió una lagartija que había entrado a su casa por las plantas—. Ven acá, ven acá —corrió detrás de la pequeña criatura, disminuyendo la velocidad cuando el animal lo hizo—. Está bien, quédate ahí —pidió y se agachó rápidamente para atraparlo.
—¡Papi!
Levi saltó, fallando en el intento de atraparla, llenando sus manos solo de aire. Soltó un suspiro de pura frustración, pues, llevaba casi veinte minutos persiguiendo al animal. Se dejó caer en el suelo y giró hacia su hijo con el ceño fruncido—. ¿Sí?
La sonrisa de Noah decayó y rápidamente dejó la caja de su nuevo rompecabezas—. Papi... —bajó la mirada con culpa— ¿Noah malo?
El omega rio suavemente—. No pequeño, ven aquí —en su rostro se dibujó una sonrisa—. Ven.
Noah corrió, haciendo que la caja se agitara con cada paso—. ¿Por qué papi está enojado?
Levi miró a su alrededor, pero la lagartija ya no estaba—. He estado persiguiendo una lagartija por un rato, pero se ha escapado —explicó al tiempo que dejaba un beso en la pequeña nariz del niño—. Está bien.
El alfa menor asintió con seriedad, entregándole la caja a Levi—. La encontraré para papi —murmuró antes de correr por las plantas y flores, mirando detrás de todas las cosas.
Levi suspiró, abrazando la caja—. Tan dulce...
El día había estado lleno de limpieza, recogió restos de plantas, flores e incluso encontró plumas. Estaba esperando que Eren llegara para poder sacar algunas cosas del departamento, había demasiadas y el espacio era muy reducido. Aun así, algo dentro de él quería conservar las plantas, pero dos abejas, tres caracoles y una lagartija le demostraban que en definitiva esa no era una opción.
Fue una semana extremadamente lluviosa. Eren salió a buscar un regalo para Levi por la semana del Fuego.
El omega estaba ansioso. No era virgen, pero se sentía como uno. Eren siempre era amable y gentil con él, como si pudiera romperse. No podía imaginar cómo sería el sexo a su lado.
Levi estaba preocupado...
Sobre embarazarse: quería otro hijo, en serio lo anhelaba. Desafortunadamente, lo más seguro era que no le daría ningún hijo a Eren, al menos no pronto. El alfa había dicho que tendrían hijos y sabía que lo que decía, lo cumplía, pero a Levi le costaba trabajo embarazarse y su cabeza se llenaba de preguntas. ¿Y si no podía? ¿Y si Eren se molestaba por eso? No era probable, pero la gente cambiaba.
Levi estaba preocupado...
Si se mudaban a Alaska, Eren no debía volver a la milicia. No es un tema que mencionara porque sabía cómo reaccionaría Eren. No quería que el alfa pensara que se sentía presionado. Conocía a Eren y sabía que quería un hijo porque quería ser papá, no porque lo viera como un medio para escapar de algo.
Si algo había aprendido era que Eren no escapaba de las cosas, les hacía frente.
No quería que su alfa lo dejara un día, que dejara la familia que estaban formando. Levi sería fuerte si necesitaba serlo, pero Eren lo consentía demasiado, le hacía sentir que nada podía separarlos y Levi le creía, había puesto toda su fe en eso.
Levi podía estar solo, principalmente por Noah y por sí mismo, pero no quería hacerlo. Amaba a Eren, amaba estar con él, no quería que estuvieran separados.
Comió frutas los últimos días porque leyó en una revista que eso incrementaba la posibilidad de embarazarse. Podía ser una mierda, pero lo intentaría porque le daba esperanza.
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Frío Corazón - Ereri (adaptación)
FanfictionLevi es un omega tranquilo con un pasado doloroso y un niño alfa. Unos meses después de divorciarse, Levi conoce a Eren, un lobo alfa exmilitar que le ofrece cuidar a su hijo a cambio de recibir clases de cocina. A Levi y a su pequeño hijo Noah les...