El Caído

Capítulo 16

–¡ESO ES UNA LOCURA! –gritó Maki de nuevo –¡Es Geto quien nos ha encerrado en este velo para que no interviniéramos! ¡Esto es cosa suya! Ha provocado a Gojo para que perdiera la cabeza, nada de lo que dice tiene sentido –intentó argumentar, aunque fuera inútil.

Geto volvió a mirarla con aburrimiento.

–El velo era para protegeros, no quería que salierais más heridos –respondió.

Levantó ambos dedos al cielo para deshacer el velo, sin poder probar su verdadera función.

–¡Esto no...! –gritó Maki de nuevo, pero algo la golpeó por detrás. Un golpe seco en la parte baja de la espalda, a la altura del riñón derecho. Un golpe que la pilló desprevenida y la dejó en jaque por un momento.

–Cállate, escoria –respondió Naoya, tirándola al suelo.

Toge intentó llegar hasta ella, pero Naoya le impidió el paso. Cogió a Maki por el pelo, alzándola por la coleta y obligándola a mirarle a la cara.

–¿Qué harás ahora? No tienes a tu querido profesor ni al besa-maldiciones para protegerte... –dijo con burla, a su lado.

Maki abrió un ojo, mirándole, dolorida por la brusquedad de su propio primo.

Le escupió en la cara. Podía ser más fuerte que ella, pero no por eso iba a dejar mangonearse.

Naoya, visiblemente asqueado, la abofeteó hasta que acabó en el suelo y luego se limpió la cara con la manga.

–Estúpida perra... –murmuró con asco.

–Naoya. Quieto. Nos vamos –ordenó de nuevo Naobito, intentando frenar al joven hechicero.

Yaga y Toge se habían acercado hasta Maki para ponerse a su lado, ayudarla a levantarse.

–Quiero una nueva mascota –sentenció Naobito, mirando con locura enfermiza a Maki –una perra que necesita que la adiestren...

–Naoya, Maki es estudiante de hechicería de mi escuela. No vas a llevártela –sentenció Yaga, interponiéndose.

–Cállate, viejo. Soy un Zenin y el futuro líder. Puedo hacer lo que quiera. –dijo Naoya con desdén.

–Naoya, nos vamos. –sentenció Naobito, sin dar lugar a discusión –Aquí no puedes hacer nada.

No lo dijo en voz alta, pero todo el mundo entendió a qué se refería.

Atrápala cuando salga de la escuela.

-x-

1 de Octubre, 9:30h de la mañana.

Los tres alumnos de primero se encontraban en el coche, conducido por Nitta, dirigiéndoles a la escuela de hechicería de Tokyo.

Los tres iban en silencio, cada uno centrado en sus propios pensamientos.

¿Qué debería hacer?

¿Es cierto?

¿Qué quiere?

La noche anterior, aunque estuvieron tranquilamente durmiendo en el hostal, no habían conseguido pegar ojo.

¿Debería hacer algún movimiento?

¿Debería hablar con él?

¿Por qué quise hablar con él?

Cada uno tenía sus propias preocupaciones, las cuales querían y se esforzaban por mantener en secreto. Aunque fueran amigos, aunque estuvieran muy unidos, había ciertos ámbitos de su vida que no querían compartir con nadie, o que no estaban listos para hacerlo. O, simplemente, ni siquiera sabían cómo hacer.