✿~FINAL~✿

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Perdón por no publicar esta parte ayer, llovió y se fue la energía toda la noche.

(Ya no aguanto este tercermundismo)

Pero bueno... vamos a darle un final a esta historia.

Aun en el día de mi graduación, la memoria de aquella noche sigue siendo vívida y dolorosa. El recuerdo del error que cometí me persigue, y mientras me arreglan para la ceremonia de grados, mi reflejo en el espejo se distorsiona tras las lágrimas que insisten en caer.

—Lore, cielo, no vayas a estropear el maquillaje —dijo mi madre, acariciando mi mejilla—. Es un día muy especial.

Finalmente, después de años de esfuerzo y dedicación, me graduaba con honores. Había mantenido mi beca y destacado como alumna sobresaliente. Sin embargo, las lágrimas insisten en fluir. La emoción me embarga, y mi corazón late con una mezcla de sentimientos encontrados.

Ya era hora de partir. Debía llegar al lugar de la ceremonia con anticipación, antes de que mis seres queridos llegaran. Me esperaba la toga y los últimos preparativos para la graduación. Respiré hondo, secándome las lágrimas, y me dirigí hacia la salida.

Por primera vez en mucho tiempo, mi cabello lucía su color natural, un rico tono castaño oscuro que brillaba con sutileza. Y, en un cambio refrescante, estaba completamente liso, sin las habituales ondas que lo caracterizaban. Me sentí renovada, y pensé que este look más sobrio y elegante era perfecto para la ocasión.

La señora que me ayudaba a arreglarme para la ceremonia fue excepcionalmente amable. Con una sonrisa cálida, se ocupó de retocar mi maquillaje, que mis lágrimas habían borroneado.

Como soy una de las estudiantes más pequeñas, tenían que sentarme adelante y observaba todo con ansiedad, mis manos nerviosas jugando entre ellas.

Como una de las estudiantes más pequeñas, me asignaron un asiento en la primera fila. Desde allí, observaba todo con una mezcla de emoción y ansiedad. Mis manos, inquietas, se entrelazaban y se separaban en un ritmo nervioso, reflejando la agitación que sentía en mi interior.

Y entonces, escuché mi nombre. “Evelin Lorena Hurtado Flores”. La voz del presentador llenó la sala, y yo me levanté, mi cuerpo vibrando con emoción.

La multitud estalló en aplausos mientras subía los escalones hacia la plataforma, cada paso resonando con significado.

Mi nombre se había unido a un título que debería hacerme sentir invencible: “Alumna más destacada de la carrera de Ingeniería Industrial”.

La medalla de reconocimiento centelleaba en mi pecho, símbolo tangible de mi logro. Mi madre, radiante de orgullo, sonreía y capturaba cada momento con su cámara, sus ojos brillando de emoción.

El director de la universidad, Adrián, me colocó una mano cálida en el hombro, su sonrisa contagiosa.

—Felicidades, Lorena —dijo, su voz resonando a través del micrófono—. Eres un ejemplo inspirador para todos, una prueba de que la dedicación y el esfuerzo pueden llevar a la excelencia.

Mi mirada se desvió hacia la izquierda, donde mis profesores aguardaban para felicitarme. Pero de repente, mi corazón se aceleró y la tensión en mi pecho creció. Extendí mi mano para saludarlos, pero mi mente se detuvo en uno de ellos. La pausa parecía una eternidad. Mi pensamiento viajó atrás en el tiempo, a aquella noche del 11/11, cuando un error irreversible cambió todo. Un día, un mensaje equivocado había enviado fotos comprometedoras a mi profesora, desencadenando un romance que alteró mi vida. Sin embargo, aquella noche del 11/11, mi error había devastado todo.

Profesora Valencia (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora