Lecciones Prohibidas (extra, parte 2)

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Las manos de Adriana descendieron con una lentitud deliberada, posándose bajo las dos pequeñas tiras de encaje rojo intenso que ceñían la cadera de Lorena como un cinturón de seda. Sus dedos empezaron a jugar con las tiras, desplazándolas hacia abajo con una suavidad que era casi tortuosa, llenando a Lorena de una expectativa febril cada vez que las tiras se deslizaban un poco más, revelando la piel suave y vulnerable que se escondía debajo.

A pesar de que las manos de Adriana parecían ser las que despojarían a Lorena de esa prenda que ya parecía un obstáculo, estas abandonaron esa zona de forma lenta, como si estuvieran saboreando el momento. La tira del lado derecho fue sujetada, pero no por sus manos, sino por sus dientes, que la atraparon con una suavidad feroz. Adriana empezó a jalar, lentamente, con una deliberación que era casi cruel, haciendo que la prenda comenzara a desaparecer del cuerpo de Lorena, desvelando la piel suave y desnuda que se escondía debajo, sin dejar rastro, como si la prenda nunca hubiera existido.

Adriana sostuvo la prenda entre sus dedos por un momento, antes de soltarla deliberadamente, permitiendo que cayera al suelo con un susurro de seda. La falda de Lorena, ahora subida hasta su cintura, no era más que un débil obstáculo para el deseo que ardía en su interior. Para Lorena, lo que seguía era un regalo, un dulce prohibido que había estado esperando ansiosamente. Sentía la misma emoción que un niño cuando recibía su golosina favorita, una sensación de placer y anticipación que la hacía temblar de expectativa.

Adriana sorprendió la parte íntima de Lorena con una pasión que la dejó sin aliento, su lengua realizando movimientos sensuales que hicieron que Lorena se contorsionara involuntariamente, su cuerpo arqueándose hacia adelante como si buscara más. Su pecho estaba enrojecido, como si la sangre hubiera afluido a la superficie, y sentía la lengua de Adriana explorar lugares que la hacían enredar sus manos en el cabello de Adriana con una desesperación suave, como si le suplicara: "No te atrevas a terminar con esto, no te detengas ahora".

La mano derecha de Adriana, que había estado sujeta a la pierna derecha de Lorena, ejerció una ligera presión, separándose un poco de ella, como si buscara algo más allá de la pasión del momento. Lorena notó el movimiento y se fijó en lo que sostenía la mano derecha de Adriana, un objeto metálico que brillaba en la luz tenue de la habitación: esposas. Un destello de sorpresa y excitación cruzó el rostro de Lorena antes de que una sonrisa perversa se apoderara de sus labios. "¿Vamos a jugar al policía y el ladrón?", preguntó, su voz baja y seductora, llena de anticipación.

Era obvio que la idea de Adriana era esposar a Lorena, pero la misma Lorena, quien hace unos segundos había mordido sus labios con una mezcla de sorpresa y excitación al ver las esposas, atrapó la muñeca de Adriana con una velocidad sorprendente, deteniéndola en seco.

-No soy solo yo quien va a ser esposada -dijo con una sonrisa enigmática, llena de insinuaciones, mientras sus ojos brillaban con una luz pícara.

Adriana sonrió de forma perversa también, como si la idea de ser sometida fuera un desafío que estaba dispuesta a aceptar. El aire se cargó de tensión, como si el juego del poder hubiera cambiado de repente, y ahora ambas mujeres estaban dispuestas a jugar con las reglas de la otra.

Lorena tomó el control de las esposas, arrodillada sobre el escritorio, jugando con ellas con una sonrisa perversa, obligando a Adriana a concentrarse en el sonido metálico que generaban, como un tic-tac que marcaba el ritmo de la anticipación. Lo que buscaba era atar a ambas, unir sus destinos en un juego de poder y sumisión.

Su mano izquierda se movió con precisión, esposando la mano derecha de Adriana, uniendo sus muñecas con un clic metálico. Luego, se deslizó por el escritorio, su cuerpo moviéndose con una gracia felina, mientras Adriana esperaba con anticipación su siguiente movimiento, su respiración agitada.

Profesora Valencia (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora