Capítulo 1

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Era 12 de febrero cuando lo conocí.
Estaba a unos metros de mí, pero no lo habría notado si Lauren no me hubiera dicho que él me miraba.

—Alguien está mirándote. Chico de pantalones negros al igual que sus tenis, camisa de cuadros azul. Cabello corto y obscuro— dijo Lauren con una pizca de entusiasmo en su voz.

En ese entonces yo pensaba que, si algún chico me miraba era porque probablemente se burlaba de mí, o algo parecido.

No era una persona popular, pero tampoco me permitiré calificarme como una extraña que pasa desapercibida. Por que no lo era. Simplemente estaba en el medio.
Quizá, si cambiara mis jeans por una minifalda e incrementara la cantidad de maquillaje en mi cara, sería popular.

Pero no lo hice. No quería pasar mi último año de preparatoria complaciendo a los demás cabezas huecas.

—No voltees. Está mirando de nuevo. Oh, es Nate Hayes. —tenía una sonrisa en su rostro.

—Tal vez está mirándote a ti, Lauren. —le dije.

Pareciera como si ella lo pensó unos segundos, pero al final respondió:

—No cariño, definitivamente no. Te está mirando a ti. No voltees.

—¿Porqué? ¿Qué es lo peor que podría pasar? —contesté en tono sarcástico.

—Alex. —dijo conteniendo una risa.

Cuando nuestros ojos hicieron contacto él esbozó una sonrisa.

Y ahí estaba. Recargando su espalda contra los casilleros detrás de él mientras me miraba.

Su nombre era Nate. Nate Hayes. Alguien cuya inteligencia no quería mostrar, aunque la mayoría de la escuela sabía que iba a dos clases avanzadas.
Tenía la etiqueta "popular" pegada en la frente. Tenía un estilo de los años '50 y el estilo moderno al mismo tiempo.

—Ya, vamos. —le dije a Lauren aún sin voltear.

No quería quedarme parada enfrente de él ni un segundo más.
Su sonrisa descarada y su mirada me hacían sentir incómoda.
Bueno, incómoda no es la palabra. A demás, él no era una persona de mi agrado, a pesar de conocerlo tan poco.

Mientras me alejaba le lancé una mirada inexpresiva.

Caminé hacia mi casillero para dejar algunos libros antes de que la clase siguiente empezara.
Lauren estaba del otro lado del pasillo tomando una carpeta de su casillero y metiéndola a su mochila.

—Alexis. —dijo una voz grave a mi lado.

Y él estaba parado a pocos centímetros de distancia.
Reposó su mano a la altura de mi cabeza, dejándome encerrada entre la puerta de mi casillero y su cuerpo.

Percibí un olor dulce que venía de su camiseta.

—Hola. —dije. Porque era lo único que podría decir. —Y, es Alex.

—Bien, Alexis. He estado viéndote.

—No me digas.

—Sí. Quién diría que alguien como tú llamaría mi atención. —dijo con voz baja y grave.

El timbre sonó y cerré la puerta de mi casillero.
Él estaba poniéndome en una situación por la que nunca había pasado. Una situación donde no sabía si lo que decía era verdad, o sólo era sarcasmo.

—Tengo que irme. —dije.

Me di cuenta de que no hubo peor cosa que pude responder, mas que "tengo que irme". Y ya era tarde para retractarme.
Me hizo parecer que estaba intimidada por él, aunque eso no era lo más mínimo cierto.

—¿No quieres hablar conmigo? —dijo parándose frente a mí para que yo no pudiera seguir caminando.

—Llegaré tarde a clase. Muévete. —dije con una voz firme.

—Alexis. —dijo él, como si estuviera reprochándome algo.

Habían pasado ya dos minutos, y los pasillos se vaciaban cada segundo que pasaba.

—Harás que vaya a detención.

—Genial. Así estaremos juntos y podremos hablar. —Y al finalizar sonreía con algo de picardía en la cara.

Seguí caminando y esta vez no me detuve, lo pasé y le pegué con mi hombro en el brazo.

—¡Te veo luego, Alexis! —gritó detrás de mí.

Y aunque no lo veía podía sentir que su sonrisa se expandía por su cara.

Ese mismo día más tarde, recibí una llamada en mi celular de un número desconocido. Dudé en contestar, pero después de que el teléfono sonara 4 veces respondí.

—¿Hola? —dije.

—Alexis. —dijo una voz en el teléfono.

—¿Quién eres? —pregunté desconcertada.

—Nate.

Guardé silencio unos segundos y recordé lo que sucedió hacía ya unas horas.

—¿Qué quieres? —le pregunté.

—Quiero hablar contigo.

—Ya lo estás haciendo.

—Qué inteligente, Alexis. —dijo.

—Ya me lo han dicho, Nate.

Podía imaginármelo sonriendo o sin alguna expresión es su cara.

—¿Qué es lo que quieres? —insistí.

—Sabes, te veré mañana.

Lo dijo con tanta seguridad, que sentía que la sangre me hervía.
Lo dijo como si fuera una obligación verlo mañana, y no quería. O como si estuviera seguro de que yo sí quería verlo.

—¿Qué? No, no nos veremos mañana. —dije.

Pero antes de terminar lo que había empezado, él ya había colgado.
Lo que hizo que sintiera una chispa de desesperación y ansidad.

Pensaba en contarle a Lauren lo que había pasado. Pero sabía cómo era ella. Sabía que si le contaba reaccionaría como si le hubiese dicho que él y yo estábamos saliendo. Y no quería que ella pensara eso, porque ni siquiera a mí me agradaba la idea.

Así que esperé al siguiente día, para escuchar lo que él tenía que decirme.

Pero por alguna extraña razón decidí guardar su número en mi lista de contactos.

Me sentí tonta, pero ahí lo dejé.

No sabía que sentir después de lo de ese día. Tenía curiosidad de saber quién era Nate y por qué de repente me buscaba.
Tal vez debí sentir miedo de que fuera un acosador o algo parecido, pero no.

De hecho, había algo en él que me emocionaba.

Alex & Nate [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora