Después del desvío a la feria, Bruce decidió que Jason había tenido suficiente diversión al volante del auto y se lo dejó claro con una simple mirada. Sin mucho que discutir, Jason se hizo a un lado y dejó que Dick tomara el control, mientras Bruce se acomodaba en el asiento trasero, intentando reconectar el sistema GPS que había sido desconfigurado en medio del caos.
Bruce: —Bien, Dick, trata de mantenernos en la carretera esta vez. Necesitamos llegar a Metrópolis antes de que Tim y Damian hagan algo que nos cueste una visita del Departamento de Justicia.
Dick asintió, tomando el volante con su habitual confianza, aunque Jason no dejaba de mirarlo con una sonrisa burlona.
Jason: —¿Seguro que quieres que sea Dick quien maneje? Recuerda aquella vez en Blüdhaven cuando...
Dick: —Fue una sola vez, Jason. Y no contaba con que el puente estuviera en reparación, así que ya déjalo.
Bruce rodó los ojos, intentando no involucrarse en otra discusión entre sus hijos. Dick aceleró, concentrándose en el camino, pero la cosa no tardó en complicarse. En medio de una conversación acalorada sobre quién tenía la peor historia al volante, Dick se distrajo por un segundo al mirar a Jason y Bruce.
Jason: —¿Quieres apostar a que Dick nos lleva por un desvío equivocado otra vez? Estoy dispuesto a poner dinero en esto.
Dick: —¡No hay desvío esta vez, Jason!
Pero justo en ese momento, Dick giró bruscamente para evitar un ciervo que se cruzó en la carretera, perdiendo completamente el control del auto. El vehiculo patinó, saliendo de la carretera y deslizándose por una pendiente cubierta de barro. Antes de que pudieran reaccionar, el auto voló sobre un pequeño terraplén y cayó directamente en un río.
Bruce: —¡Dick, cuidado!
impactó con el agua, salpicando todo a su alrededor mientras el vehículo se hundía lentamente. Los tres se quedaron en silencio por un momento, el agua cubriéndolos casi hasta el cuello dentro del auto. Bruce respiró profundamente, cerrando los ojos como si intentara procesar el nivel de caos en el que se encontraban.
Jason: —¡Genial! Así que el gran piloto aquí acaba de convertir un auto de miles de dolares en un submarino.
Dick: —¡No fue mi culpa! Ese ciervo apareció de la nada. Y además, ¿quién decide construir una carretera tan cerca de un río sin poner una barrera decente?
Bruce: —No es momento para discutir sobre la infraestructura vial. Necesitamos salir antes de que el sistema eléctrico del auto se sobrecaliena en el agua.
Con el agua entrando rápidamente, los tres se apresuraron a salir del auto, nadando hasta la orilla del río, completamente empapados. Jason, riéndose a carcajadas, observaba cómo el auto, el orgullo de Bruce, estaba medio sumergido y atascado en el lodo.
Jason: —Hey, Dick, por lo menos no rompiste un puente esta vez. Aunque... seguro que un río cuenta como una mejora.
Dick: —La próxima vez, Jason, conduce tú y nos matamos de una vez. Así Bruce no tiene que preocuparse de recuperarnos.
Bruce, ya fuera del agua y claramente más cansado que enojado, se sacudió el lodo de su traje, mirando a sus dos hijos con una expresión que mezclaba exasperación y resignación.
Bruce: —¿Saben qué? A partir de ahora, nadie toca el Batimóvil excepto yo. Jason, Dick, ustedes pueden volver a usar bicicletas si tienen tanta necesidad de hacer acrobacias.
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Las aventuras de la Batifamilia
HumorLa familia Wayne parece ser una familia normal y especial, pero solo si estas afuera de la mansión, por que con los 4 muchachos adentro es un infierno, un infierno que Bruce y Alfred tienen que aguantar