12) Halloween en la Mansión Wayne

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La mansión Wayne estaba oscura y tranquila, perfecta para una noche de Halloween. La lluvia golpeaba los ventanales y los rayos iluminaban las enormes habitaciones con destellos intermitentes. En la sala principal, Dick, Jason, Tim y Damian estaban sentados en el sofá viendo una maratón de películas de terror. Aunque Bruce no estaba en casa —ocupado en una misión importante—, Damian decidió que Halloween no podía pasarse por alto, y había convencido a sus hermanos para hacer una noche temática de horror.

Jason (comiendo palomitas y riéndose de la pantalla): —¿Esto es en serio? ¡Ni siquiera da miedo! ¡Solo es ketchup y malos efectos especiales!Damian (murmurando para sí mismo): —Perfecto. Esta noche, ni Dick ni Jason ni Tim dormirán tranquilos.

Tim (rodando los ojos mientras ajusta su disfraz de hechicero): —Oh, claro, al gran "Red Hood" no lo asusta nada. Pero tú saltaste como un niño hace rato con esa parte de los fantasmas.

Jason (fingiendo no haber escuchado a Tim): —¡No inventes! Sabes que era porque Damian me empujó.

Damian, quien estaba sentado al borde del sillón y fingía interés en la película, en realidad tenía otros planes. Había pasado semanas preparando la mansión para esa noche: efectos especiales, decoraciones espeluznantes, luces y sombras perfectamente colocadas, sonidos pregrabados y más. Sabía que ninguno de sus hermanos sospechaba que las películas solo eran una distracción. Su verdadera obra maestra estaba a punto de comenzar.

Damian (murmurando para sí mismo mientras les da la espalda a sus hermanos): —Perfecto. Esta noche, ni Dick ni Jason ni Tim dormirán tranquilos.

Cuando la última película terminó, las luces comenzaron a parpadear repentinamente. Dick, quien llevaba una sábana a modo de disfraz de fantasma, frunció el ceño y miró alrededor. Dick fue el primero en caer en la trampa. Caminaba despreocupado, envuelto en un traje de fantasma que básicamente era una sábana con agujeros. Apenas subió las escaleras, las luces comenzaron a parpadear y una grabación con risas siniestras se activó.

Dick (saltando y mirando a su alrededor): —¿Damian? ¡Sé que eres tú, pequeño demonio! ¡Esto no me asusta!

Mientras él avanzaba con cautela, Jason apareció en el pasillo junto a Tim, con un disfraz de zombie que lo hacía parecer una versión más aterradora de sí mismo. Notó la tensión en Dick y, sin perder la oportunidad, arrastró los pies como si fuera un zombie real.

Jason (con voz gutural): —Brai... nas... Dick...

Dick (dando un salto hacia atrás): —¡Jason! ¡Deja de hacer eso!

Tim: —¿Alguien más sintió eso? ¿O solo estoy cansado?

Jason: —Probablemente sea la electricidad. ¡Esta casa tiene más años que Gotham misma!

Sin embargo, las luces continuaban parpadeando y, de repente, un crujido resonó en el pasillo. Jason dejó las palomitas a un lado, mientras todos se giraban para ver hacia el corredor oscuro que llevaba al ala este de la mansión.

Jason (con tono bromista): —Bueno, niños, parece que el gran villano de la noche es un foco roto.

Damian (fingiendo nervios): —Tal vez... pero sería prudente investigar. ¿Quién sabe qué puede estar ahí?

Dick (riendo): —Oh, vamos, Damian, si nos quieres asustar vas a tener que intentarlo un poco más.

Damian, sin decir más, se levantó y comenzó a avanzar hacia el oscuro pasillo, con una expresión inocente. Los demás lo siguieron, aunque fingían indiferencia, pero una inquietud se había empezado a instalar. Cuando avanzaron unos pasos, el crujido volvió, ahora más fuerte y cercano. Los hermanos intercambiaron miradas incómodas.

Las aventuras de la BatifamiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora