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Alia estaba desesperada, no encontraba a Abí por ningún lado, lejos de estar molesta porque muy probablemente la mona le estaba robando a alguien, estaba preocupada.
Lonnie no la encontró cuando fue a darle de comer esa tarde, desde entonces Alia había estado como loca buscándola. La noche cayó y la pequeña mona no le dio señales de vida aun, por lo que se podía ver en el rostro de la morena que estaba realmente asustada.
────. Abí, más te vale que lo que hayas robado valga la pena ──── murmuró avanzando por el oscuro pasillo con cautela, su celular se había apagado hace horas, pero no cedía ante la búsqueda de su mejor amiga mona. Lonnie también la estaba buscando en alguna otra parte ────. ¡Abí!
En otro pasillo, una vuelta a la derecha, los villanos iban regresando de dejar a Juliette en su habitación, luego de encontrar de sonámbula a medio pasillo. Iban burlándose de Carlos, quien había sido invitado a ir a la coronación por la dormida chica.
Jay iba al grupo, riendo en voz baja por las bromas que hacían Mal e Evie sobre el sonrojado peliblanca. Dio una vuelta en la esquina, soltando una carcajada alta cuando Mal hizo un chiste sobre bebés albinos.
Alia también estaba cruzando la esquina cuando la carcajada del morocho la asustó, su primer instinto fue levantar el puño y soltar un golpe al aire que acertó, con extraña destreza, en la cara de Jay.
El chico soltó un grito, al igual que Alia, ambos al mismo tiempo. Los otros tres se detuvieron de golpe, asustados. Entonces Carlos encendió la luz del pasillo y pudieron ver a Alia salir de detrás de Jay, con una expresión culpable.
────. ¡Alia! ──── exclamó Mal sorprendida.
────. ¡Jay!
────. ¡AU!
La morena se acercó a revisarlo preocupada, tenía una herida en la mejilla pero nada más allá. Bueno, una cara confundida y adolorida que desapareció pronto.
────. ¿Qué haces aquí? ──── preguntaron al mismo tiempo al otro, mientras de fondo se escuchó la carcajada de Carlos y las mirada indiscretas de Evie y Mal.
────. Estoy buscando a Abí ──── respondió la morena, alejándose de él ────. ¿Qué hacen ustedes cuatro aquí? ¿Y por qué te reíste así? ¡Me asustaste!
────. ¿YO te asusté? ──── gritó Jay ofendido, señalando el golpe en su mejilla ────. ¿Cómo si quiera me alcanzaste la cara? ¡me llegas abajo de los hombros!
────. Apunté arriba ──── se encogió de hombros, superando el sentimiento de culpabilidad ────. No es mi culpa que no sepas andar en silencio a media noche.
────. ¿Disculpa? ──── Jay reprimió la sonrisa que quiso salir de sus labios, pero todos pudieron verla. Y aquello fue el primer atisbo de los sentimientos que estaban despertando ────. ¿Me culpas?
