Capítulo 6: La Gran Fuga

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El refugio se mantenía en un silencio inquietante mientras la primera luz del amanecer comenzaba a filtrarse a través de las ventanas rotas. El plan de Harry y sus amigos era claro: escapar antes de que Eloise y su equipo se dieran cuenta de que sabían la verdad. Habían empacado lo poco que tenían y esperaban el momento perfecto para deslizarse fuera del refugio sin ser detectados.

—¿Están listos? —preguntó Harry, mirando a sus amigos. Hermione, Ron y Neville asintieron con determinación, aunque la ansiedad era palpable.

—Tendremos que ir con cuidado —dijo Hermione, mirando el mapa improvisado del refugio que había dibujado en un pedazo de pergamino la noche anterior—. No sabemos cuántos guardias o vigilantes hay, pero si Eloise realmente nos ve como sujetos de estudio, harán todo lo posible para detenernos.

—¿Y qué hay de Tanya? —preguntó Neville—. Si está de nuestro lado, debería ayudarnos.

—Eso es lo que me preocupa —dijo Ron—. No sabemos en quién podemos confiar ahora.

Harry miró por la ventana y vio que aún no había señales de movimiento en el exterior. El refugio seguía envuelto en esa niebla fría y pesada, lo que podría jugar a su favor. Sabían que si no escapaban ahora, podrían no tener otra oportunidad.

—Vamos —dijo Harry en voz baja—. Cuanto más esperemos, más peligroso se volverá.

Salieron de la habitación uno por uno, caminando por los pasillos oscuros y silenciosos. Harry lideraba el grupo, su varita lista en la mano. El aire en el refugio era denso, como si las paredes estuvieran vigilándolos. Cada paso resonaba en el eco interminable de las viejas piedras.

Hermione señalaba las rutas que los llevarían más cerca de la salida, siguiendo el mapa mental que había creado. Llegaron a un cruce donde los pasillos se dividían en varias direcciones.

—Es por aquí —susurró Hermione, señalando un túnel que se inclinaba hacia la derecha—. Nos llevará a la sala de suministros, cerca de la salida principal.

Avanzaron por el túnel, pero justo cuando estaban a punto de llegar a la sala de suministros, escucharon pasos apresurados detrás de ellos.

—¡Rápido! —dijo Ron, empujando a todos hacia una puerta lateral que parecía llevar a una pequeña habitación de almacenamiento.

Se encerraron dentro, conteniendo la respiración. Desde la rendija de la puerta, Harry vio que dos magos con túnicas oscuras pasaron rápidamente, hablando entre ellos en voz baja.

—Están buscando a alguien —murmuró Hermione—. Quizás ya saben que estamos tratando de escapar.

—Tenemos que seguir —dijo Harry—. No podemos quedarnos aquí mucho tiempo.

Esperaron unos segundos más hasta que los pasos de los magos se desvanecieron, y entonces salieron de la habitación de almacenamiento, volviendo a la ruta hacia la salida. Al llegar a la sala de suministros, encontraron la puerta de salida parcialmente abierta, pero algo llamó su atención: frente a la puerta, Tanya estaba esperando.

—¿Qué están haciendo? —preguntó Tanya, cruzada de brazos y con una expresión preocupada.

Harry se detuvo en seco. Sabía que no podía ocultar la verdad. —Nos vamos —respondió con firmeza—. Sabemos lo que está pasando aquí. Nos quieren usar como experimentos, y no vamos a permitirlo.

Tanya miró a cada uno de ellos, y durante un momento pareció debatir consigo misma. Finalmente, dio un paso hacia atrás y dejó la puerta abierta.

—Lo sé —dijo con un suspiro—. Lo descubrí poco después de que llegamos. Estaba esperando el momento adecuado para decírselo, pero… Eloise y los demás son peligrosos. No se detendrán ante nada para encontrar una cura, incluso si eso significa sacrificar a los pocos que quedan.

Harry Potter y el Apocalipsis de EthermorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora