Un Alivio Inesperado
La prueba de embarazo se convirtió en un objeto de terror y esperanza al mismo tiempo. Lisa la sostenía en sus manos temblorosas, su corazón latía con fuerza en su pecho.
"Lisa, todo va a estar bien. Respira profundo." Rosé la abrazó con fuerza, su presencia le daba un poco de tranquilidad.
Lisa cerró los ojos, tratando de calmarse, de concentrarse en la tarea que tenía ante sí. Pero su mente estaba llena de imágenes: la cara de Frederick, su mirada fría, el dolor, la desesperación.
Con manos temblorosas, Lisa abrió el envoltorio de la prueba y la colocó en la mesa. Esperó los minutos que parecían horas, su mirada fija en la pequeña ventana que mostraba el resultado.
"Lisa, ¿estás bien?" Rosé la observó con preocupación.
Lisa tragó saliva, sintiendo un nudo en la garganta.
"No lo sé, Rosé. No lo sé."
Con cuidado, Lisa miró la prueba. Dos líneas, pero la segunda era muy tenue, casi imperceptible.
"Lisa, ¿qué pasa?" Rosé la miró, sus ojos llenos de preocupación.
Las lágrimas brotaron de los ojos de Lisa, pero esta vez no eran de miedo, eran de alivio.
"No estoy embarazada, Rosé. La pastilla funcionó."
Lisa suspiró hondo, un alivio profundo la recorrió. "Solo estaba traumada, solo me preocupe en vano. Es bueno que esto saliera negativo por qué si no no sabría que hacer con mi vida y mucho menos con ese bebé."
Rosé la abrazó con fuerza, sus palabras llenas de alegría y de alivio.
"Lisa, ¡qué bueno! Te lo dije, todo iba a estar bien. Ahora podemos respirar tranquilas."
Lisa se aferró a Rosé, sintiendo un peso enorme salir de sus hombros. Las lágrimas volvieron a brotar, esta vez de felicidad y alivio.
"Rosé, no puedo creerlo. Siento que he renacido."
"Lisa, es un nuevo comienzo. Ahora podemos enfocarnos en sanar, en superar este momento tan difícil."
Rosé la abrazó con fuerza, sus palabras llenas de amor y de esperanza.
"Lisa, todo va a estar bien. Vamos a superar esto juntas."
Lisa se aferró a Rosé, sintiendo un rayo de esperanza en medio de la oscuridad. Sabía que tenía un largo camino por recorrer, pero no estaba sola. Rosé estaba ahí para ella, para ayudarla a superar este difícil momento.
