capitulo 4

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La noche era oscura y opresiva, el aire pesado con la tensión de los rumores que envolvían mi vida. Me encontraba atrapada en un calabozo frío, esperando el día de mi ejecución. La acusación de asesinato sobre mí pesaba como una losa; había jurado mi inocencia, pero nadie me creía. El eco de la muerte de la joven resonaba en mis pensamientos y me sumía en la desesperanza.

Justo cuando el último rayo de esperanza parecía desvanecerse, escuché el suave crujido de los pasos de alguien acercándose a mi celda. Era mi hermano, a pesar de su distancia habitual, en ese momento vi destellos de preocupación en su mirada.

-Alma, no permitiré que te hagan esto- murmuró, mientras buscaba la forma de abrir la puerta con un mazo que tenía muchas llaves.

Mi corazón se llenó de gratitud y miedo a la vez.

-¿Qué vas a hacer? No quiero que arriesgues tu vida por mí- protesté, mis manos temblorosas tocaron el frió metal luchando por mantenerme serena.

-Te sacaré de aquí- insistió, y en un instante, la puerta de metal chirrió al abrirse. -Ahora, ven. Si logramos salir del castillo iremos a el puerto, ya está todo preparado.No hay tiempo que perder.

Salimos silenciosamente de la celda y nos infiltramos en los oscuros pasillos del castillo. La bruma de la noche parecía cobijarnos mientras nos adentrábamos en la libertad. Pero, mientras nos acercábamos a la salida, el horror se desató. Tristan apareció de la nada junto con una mujer que lloraba desconsolada, mirándonos con furia y desconfianza.

-¡Alto!- gritó, su voz profunda resonando en la quietud nocturna.

-¡Detenla!Ella fue la responsable de la muerte de mi hija!- Vociferó la mujer .Sus palabras, cargadas de dolor, como agujas en mi corazón, resonaron como una condena.

-¡No! No hice nada!- grité, sintiendo el terror apoderarse de mí mientras Tristan llamaba a los guardias, que rápidamente se acercaban a la escena.

Era un instante de confusión y caos. Sin pensar en las consecuencias, Hael tomó mi mano y comenzamos a correr, llevando con nosotros una mezcla de miedo y la urgencia del momento.

El aire frío del bosque cortante se mezclaba con el latido acelerado de mi corazón mientras corría junto a mi hermano. Aún resonaban en mis oídos los gritos de Tristan y el sonido de las armaduras de los guardias que se aproximaban. Cada segundo contaba, y aunque había logrado evadir a nuestros perseguidores, sabía que no tardarían en encontrarnos.

-¡Sigue corriendo hacia el bosque !-ordenó Hael con voz decidida soltando mi mano. Pero mi mente estaba en un torbellino de emociones; el miedo y la determinación chocaban dentro de mí.

-¡No puedo dejarte aquí!- respondí, girándome a mirarlo con mis ojos llenos de pánico. -Si los enfrentas, no tendrás oportunidad. No puedo permitir que te atrapen por mi culpa , te juzgaran por traición.

Él tomó mi mano, su agarre firme pero lleno de cariño.

-No hay tiempo para discutirlo. Si te quedas aquí un momento más ellos te atraparán. Necesitas tiempo para escapar.

Mis pensamientos giraron en la confusión. La idea de dejarlo atrás, sabiendo que se estaba ofreciendo como cebo para los guardias, me desgarraba el corazón.

- No debes sacrificarte por mí. Hay otra manera. ¡Podemos encontrar otra salida!

Pero en su mirada vi la resolución; estaba decidido a hacerlo.

-Hay que encontrar la forma de probar tu inocencia. Solo tienes que correr , confío en que podrás  sobrevivir hasta que encuentre una solución.

El tiempo parecía detenerse mientras nuestras miradas se entrelazaban en un último momento de conexión. La impotencia me golpeó como un puño en el estómago, pero sabía que no había elección. Con todo mi ser, quise gritarle que no lo hiciera, que había que encontrar una salida juntos, pero entendí que su decisión era también un acto de amor.

-Te prometo que haré todo lo posible para demostrar que eres inocente- susurró. Lo solté y di un paso atrás, sintiendo cómo el dolor apretaba mi pecho.

-Ve- dijo-Es tu única opción.

Con el corazón desgarrado y la mente nublada, comencé a alejarme, cada paso lleno de miedo y ansiedad. Mientras me adentraba más en el bosque, escuché el sonido de las armaduras acercándose. El instante se volvió eterno, el eco de sus pasos retumbando en mis oídos mientras mi hermano se preparaba para enfrentarles.

-¡Sigue,Alma! ¡Corre!-se escuchó una vez más, y mi corazón se rompió al oír su voz.

Sin mirar atrás, me lancé de lleno al bosque, aterrorizada por lo que dejaba atrás y por lo que podría encontrar ahí, pero me impulsaba la necesidad de sobrevivir. Traté de aferrar los pensamientos de esperanza mientras corría, imaginando cómo encontraría la manera de salir de esta pesadilla. La imagen de Hael enfrentándose a los guardias se grabó en mi mente, y una parte de mí se negaba a aceptar que podría ser la última vez que lo viera.

El bosque era un laberinto de sombras y ramas que se entrelazaban, y el crujir de las hojas bajo mis pies se mezclaba con el sonido de mi respiración entrecortada. El miedo a ser atrapada nuevamente quemaba en mi pecho, pero el pensamiento de mi hermano luchando contra el peligro me impulsaba a seguir.

No sabía hacia dónde me llevaba exactamente.La necesidad de demostrar mi inocencia y descubrir la verdad comenzó a arder dentro de mí como una llama.

Al final, con el sonido de la persecución desvaneciéndose a lo lejos, me detuve en una pequeña hendidura entre los árboles. Me dejé caer al suelo, tratando de recuperar el aliento. Pero incluso en ese momento de relativo alivio, la realidad se dibujaba en mi mente: ¿Que haré ahora? ¿ Y si la sombra también se encontraba en el bosque?

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