Confesiones bajo la tenue luz

95 19 4
                                    

(contenido 18+)

El beso se rompió, dejándome aturdida. Sylus se enderezó lentamente, y ambos quedamos sentados al borde de la cama. Sentía mis manos temblar ligeramente mientras intentaba procesar lo que acababa de suceder.

—Puede abrirse la sutura —le recordé, mi voz apenas un susurro, tratando de encontrar algo que me devolviera la calma.

—¿Estás más preocupada por eso que por lo que acabo de hacer? —La tensión en su voz era palpable—. ¿Acaso te disgustó?

Negué rápidamente, mis mejillas ardiendo mientras desvió la mirada, incapaz de sostener la intensidad de su mirada.

—Me gustó... —confesé en un tono apenas audible.

Sylus no me permitió apartar la vista de él. Su mano cálida se posó bajo mi barbilla, obligándome a mirarlo. Sus ojos, antes llenos de dureza y control, parecían ahora más vulnerables, como si algo se hubiera quebrado en su interior.

—Te prometí que no tendrías que cumplir con los deberes de esposa —dijo, su voz más suave—. Perdón.

Llevé mis manos a sus hombros con delicadeza, acariciándolos lentamente, sintiendo la tensión acumulada en sus músculos. No quería que pensara que lo odiaba, cuando lo que sentía era todo lo contrario.

—Pensé que me odiaba —murmuré.

Un destello de dolor cruzó su rostro, pero fue reemplazado rápidamente por algo más profundo, más difícil de descifrar.

—¿Cómo podría odiar a la pureza? —susurró—. Esa pureza que me fue arrebatada desde muy joven.

No entendía completamente a qué se refería, pero había una emoción intensa en sus palabras, algo que estaba oculto bajo capas de cicatrices, tanto físicas como emocionales.

—Odio pensar que crees que he estado con otras mujeres. —Sylus hizo una pausa, como si dudara antes de continuar—. Es algo que los de este castillo creen, pero es una mentira.

Me quedé en silencio, esperando que continuara. Su mirada era intensa, y por un momento, dudé de si quería escuchar lo que tenía que decir.

—Después de mi primera victoria, me trajeron a una joven para celebrar. Mi cuerpo estaba cubierto de heridas... y cuando ella me vio, su expresión fue de terror. No he podido olvidar esa mirada. —Sylus apretó los puños, su voz impregnada de dolor—. Al día siguiente, le pagué para que dijera lo que querían escuchar. Y las siguientes veces fue lo mismo. Ni siquiera estaba presente cuando las llevaban a mi habitación.

Mi corazón se contrajo. Nunca había pensado en él de esa manera, pero al escuchar la verdad, algo dentro de mí cambió. No era el hombre frío y despiadado que todos creían, sino alguien profundamente herido.

—Pero tú... —su voz se suavizó—. No me miraste con terror, ni con asco. Te ruborizaste. Y eso ha sido lo más bello que he visto en mucho tiempo.

Se inclinó hacia mí y me besó de nuevo, pero esta vez su beso fue más lento, cargado de sentimientos que apenas podía comprender.

—Si quieres que me detenga, puedes levantarte ahora mismo. Nunca te obligaría a nada que no desees —me susurró entre beso y beso, dándome la opción de retirarme.

Mi mente estaba en caos, pero mi cuerpo parecía tener una respuesta clara. No me moví. Sentía una mezcla de vergüenza y algo más... algo nuevo y desconocido que hacía que mi piel se sintiera como si ardiera bajo su toque.

No sabia que decir, mi mente daba vueltas, no quería retirarme pero me daba vergüenza responder que quería quedarme. Podia sentir como mi cuerpo comenzaba a aumentar su temperatura. 

—Bien —se recostó de nuevo quejándose un poco por el dolor de la herida. Colocó  sus manos sobre mi cintura.—No te asustes —por sus palabras no sabia que esperar o a que se refería en primer instancia. 

Suavemente con sus manos hizo que moviera mi cadera ligeramente en circulos, al estar sentada por debajo de su abdomen esto hizo que hubiera reacción evidente en el. Me cubrí el rostro con mis manos, para luego sobresaltarme al sentir un cambio, Sylus soltó un gruñido por lo bajo y su respiración se aceleraba, su cuerpo que era fácilmente lo doble de grande que el mío comenzaba a moverme con su respiración profunda. 

Sylus se sentó de nuevo, pero en vez de ir directo a mis labios fue a mi cuello, dejando besos dispersos, lograba sentir su respiración caliente en mi cuello y a al mismo tiempo me daba cosquillas. Sylus subió su mirada a mis ojos y dirigió sus manos a mi bata de satín que traía puesta, con lentitud fue bajándola, soltándola en mi cintura, poniendo al descubierto mi cuerpo, me sentí avergonzada y desvié la mirada, Sylus me abrazó, colocó su rostro en mi pecho, sus manos acariciaban suavemente mi espalda. 

—Podría perder la cordura ahora mismo —su voz era grave. di un ligero sobresalto cuando sentí como Sylus dio un pequeño mordisco en mi pecho. Además de que debajo de donde estaba sentada podía sentir diferente, Sylus solo traía una bata, al igual que yo, por lo que el cuerpo no tenia mucha ropa encima, los movimientos y la temperatura de los cuerpos se sentían más fácilmente. 

—Quiero que esta noche la disfrutes, no pienso lastimarte, seré lo mas delicado posible —tras decir esto, Sylus me recostó en la cama, se quitó por completo la bata y se acercó a mi a besarme en los labios. durante el beso Sylus se deshizo de mi bata, dejándome por completo desnuda, mi rostro estaba roja muy seguramente, sentía la sangre fluir mas en mi rostro. Sylus acarició y besó cada parte de mi cuerpo tan lentamente que cada una parecía quemar, de buena manera, mi cuerpo.








-------------------------

Espero les haya gustado, nunca había escrito algo así q pido perdón por mi inexperiencia. sigamos con la historia :D

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 01 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝐂𝐎𝐋𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃𝐄𝐃 | ꜱʏʟᴜꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora