Me caigo a madrasos .

27 7 5
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Mientras me dirigía a mi habitación, no podía evitar sonreír al recordar la escena con Percy. La manera en que  lograba hacerme reír. La forma en que se quejaba como un niño pequeño y su manera de abrazarme como si fuera un peluche eran simplemente adorables..

Mientras seguía caminando, no podía evitar pensar en todas las pequeñas cosas que hacían que mi relación con Percy fuera tan especial. Su risa, esa mezcla de inocencia y travesura, era como un bálsamo para mi alma. A veces, me sorprendía a mí misma riendo en momentos en que normalmente me sentiría abrumada. Era como si su energía positiva fuera contagiosa, y no podía resistirme a dejarme llevar por su entusiasmo.

Recordé una vez en particular, cuando decidimos hacer una tarde de juegos. Percy se quejaba de que no podía ganar, pero su frustración era tan cómica que no podía evitar reírme. Al final, lo que realmente importaba no era quién ganaba, sino el tiempo que pasábamos juntos, llenos de risas y complicidad.

Me preguntaba si él sabía cuánto significaba para mí. Cada abrazo suyo era un refugio, un recordatorio de que siempre había un motivo para sonreír, incluso en los días más oscuros. A veces, me gustaría poder decirle lo mucho que apreciaba esos momentos, cómo su presencia iluminaba mi vida de maneras que él probablemente no imaginaba. Pero, por ahora, me conformaba con disfrutar de cada instante a su lado, sabiendo que, mientras él estuviera allí, siempre habría un rincón de felicidad en mi corazón.

A veces, me encontraba perdido en mis pensamientos, recordando cada risa compartida y cada mirada cómplice. Era como si el mundo se detuviera por un momento, y solo existiéramos nosotros dos. En esos instantes, el tiempo se desvanecía y todo lo que importaba era la conexión que teníamos.

Acaso él se daba cuenta de cómo su simple presencia podía transformar un día gris en uno lleno de color. A veces, deseaba que pudiera leer mis pensamientos, que supiera que cada palabra suya resonaba en mi corazón. Pero, aunque no pudiera expresarlo todo, sabía que cada abrazo, cada gesto amable, era un lenguaje en sí mismo.

Así que, mientras disfrutaba de esos momentos, me prometía a mí misma que algún día encontraría la manera de abrir mi corazón y compartirle lo que realmente significaba para mí. Hasta entonces, seguiría atesorando cada instante, cada sonrisa, y cada abrazo, porque sabía que esos recuerdos serían mi refugio en los días difíciles.

Me detuve en seco al ver a los secuaces de Nancy Bobofic rodeándome. La tensión en el aire era palpable, y aunque sabía que venían a golpearme o amenazarme, no podían imaginar que estaban a punto de meterse con una semidiosa, hija de Ares.

- Vaya , vaya - me burle con una sonrisa - ¿ Su perra los mando no es asi ? ¿Que pasa ella no puede enfrentarme que tiene que enviar a su perros falderos ?

- No veo mucha diferencia , tu andas como una zorra detras del niño raro - hablo un pelinegro arrogante que me recordo a mi estupido hermano dante , nunca me lleve bien con el y nunca lo hare , me odia por ser la lider de nuestra cabaña .

['THE BOY IS MINE'] °PERISSE° PERCY JACKSON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora